Crecer para pagar

OPINIÓN

23 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

España está más endeudada que nunca y, lo que es peor, esa montaña de deuda se ha acumulado en los últimos seis años. En el 2007 la deuda pública española era de 382.000 millones de euros, equivalente al 36 % del PIB, un mínimo histórico. En el 2013 la deuda superó los 961.000 millones de euros y ya es el 95 % de nuestro PIB. Y la culpa no es solo del déficit público, ni tampoco es toda de Zapatero: el endeudamiento del Estado ha crecido más que nunca en los dos últimos años, bajo el Gobierno del PP.

El discurso del supuesto control del déficit se desmorona ante esta evidencia: en el bienio que lleva Rajoy al mando la deuda ha crecido en 225.000 millones de euros, más de 20 puntos del PIB, un ritmo muy superior al de los peores años de la crisis. La deuda crece más, mucho más, que el déficit porque estamos tapando con dinero público los agujeros que nos dejó el sector privado, en especial el sistema financiero.

Este enorme crecimiento de la deuda en los años de la austeridad compulsiva, de los recortes, del empobrecimiento general de la sociedad, demuestra que esta estrategia es un fracaso. Nos dijeron que teníamos que sufrir para pagar las deudas. Lo hemos hecho -y de qué manera- y ahora resulta que ese esfuerzo, ese sufrimiento, no sirvió para nada, porque debemos mucho más que antes.

Es una estafa, lo fue desde el principio, porque la solución no está en la austeridad. La única solución es el crecimiento. España no podrá pagar su deuda sin un crecimiento vigoroso de la economía. El crecimiento es la variable clave para el empleo, para el bienestar, pero también para los ingresos públicos.

España necesita crecer en el entorno del 5 % nominal -un 3 % el PIB real y un 2 % de inflación, por ejemplo- porque con esa tasa el problema de la deuda se disolvería sin apenas notarse. En menos de diez años creciendo a ese ritmo y en una situación de equilibrio, incluso con un déficit pequeño, la deuda pública se situaría por debajo del 60 % del PIB, un valor que hasta los más ortodoxos consideran una situación controlada.

Y esto es, ni más ni menos, lo que pasó entre 1996 y el 2007: la deuda del Estado creció, poco, eso sí, pero como el PIB creció mucho más, su peso relativo cayó y mucho. Esto es, no pagamos la deuda, incluso aumentó, pero se transformó en algo perfectamente asumible. Y eso es lo que hay que volver a hacer ahora: crecer.

De no hacerlo, la situación de riesgo es evidente. Por cada punto que suba el interés medio de la deuda, el pago de intereses se incrementa en 11.000 millones de euros. Si la salida de la crisis se confirma en Europa, especialmente en Alemania, el escenario más probable será una subida de tipos que agravaría de forma insoportable el coste de la deuda para España, que ya, a día de hoy, nos obliga a pagar 35.000 millones de euros cada año solo en intereses.