Francisco y Julio

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

05 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

1914 no es solo el año del inicio de la Gran Guerra, en el que fue asesinado el archiduque Francisco Fernando el 28 de junio en Sarajevo, lo que desató una batalla campal que se extendió por el resto del mundo, sobre todo por África. Este año se celebra el centenario de aquellos hechos y en unos días contaré algo sobre esa Primera Guerra Mundial. Pero en 1914 también nacía en Bruselas el escritor argentino Julio Cortázar, haciendo alarde de lo que dicen los de Bilbao, que nacen donde quieren. Ocurrió dos meses después del crimen citado, y más tarde, vía Suiza, consiguió llegar a Barcelona, que entonces era todavía España.

Cortázar es, qué duda cabe, una de las plumas más importantes de la literatura española del siglo XX, una de las voces más comprometidas pero también más independientes, y un escritor amigo. Amigo del lector. Cuando en los últimos años de Franco comenzaban a llegar las ediciones argentinas de Sudamericana, y los jóvenes comprábamos aquellos libritos con títulos estrambóticos -Todos los fuegos el fuego, Octaedro-, descubrimos con perplejidad que Cortázar era uno de los nuestros. Acostumbrados como estábamos a leer a los escritores del régimen -escritores a favor o en contra, qué más da-, Cortázar, desde Buenos Aires o desde París, nos hablaba de cronopios o de saxofonistas y nos decía que había otro mundo. Este año se celebra su centenario y las librerías se plagarán de reediciones. Viva la Gran Guerra.