03 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.
Carlos Fabra simboliza como pocos una forma de estar en política para usurparla, de estar en los cargos públicos para apropiárselos, de despilfarrar sin medida, guiado por la megalomanía y un desmedido ánimo de lucro. Con su aire de mafioso, Fabra simboliza la corrupción, pero también el obstruccionismo a la Justicia desde el poder. Ha hecho huir a un juez tras otro y solo el valor de alguno ha evitado que lograra su propósito de enterrar la causa. Aunque sea con diez años de retraso, la sociedad necesita ver que la corrupción es castigada.