Treinta grados de temperatura. Vientos soplando a treinta kilómetros por hora y el 30 % de humedad relativa en el ambiente. La coincidencia de esos tres factores resulta fatal en la cruzada contra las llamas. Puede que en el incendio de Oia se hayan juntado los tres. El resultado ya lo conocen. Igual de seguro que saben de memoria cuáles son las razones de por qué Galicia es una de las áreas de la Península que, junto con Portugal, registra cada año un mayor número de incendios. Desde que se activaron las primeras políticas de lucha contra el fuego, a principios de la década de los noventa, se habla de que el abandono, el minifundio y los factores económicos o sociológicos son los culpables de esta lacra. ¿Realmente no son nada más de veinte años para reconocer que hay que cambiar algo?