El corazón como metáfora

Manuel Luis Casalderrey
Manuel L. Casalderrey RINCÓN ABIERTO

OPINIÓN

07 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Con motivo del trágico accidente del tren en Santiago, ha resurgido con fuerza el corazón como metáfora. En nuestros corazones (titular de gruesos caracteres en la primera de La Voz). Desde el primer momento os hemos llevado en el corazón (homilía del arzobispo). En estos y en otros muchos casos, el corazón es sinónimo (metáfora) del centro de sentimientos y recuerdos. Sería más acertado decir: os llevaremos en nuestras neuronas.

A estas alturas del siglo XXI, sería conveniente darle al cerebro lo que es del cerebro y al corazón lo que es suyo. Sabemos que el cerebro es una conjunción de células (neuronas), impulsos eléctricos y química (neurotransmisores). En el cerebro se asientan los sentimientos (dolor, amor, miedo) y los recuerdos (la memoria). En el corazón no hay sitio para nada de esto. El corazón es una bomba que impulsa la sangre hasta la última célula y la retorna para que se purifique.

El cerebro gobierna el funcionamiento de nuestro cuerpo y vivimos gracias a sus directrices. En algún rincón del cerebro están guardados los recuerdos y afloran misteriosamente a nuestra consciencia cuando los necesitamos. Los sentimientos surgen por la acción de los neurotransmisores químicos, que, en determinados momentos, los hacen aflorar con intensidad, con dolor, con rabia o con amor intenso.

El clásico eslogan I (corazón) NY de las camisetas, habría que reemplazarlo por: I (cerebro) NY.