Traidores o héroes

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

03 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

En estos momentos no hay mayor jarrón chino en el mundo que Edward Snowden. Entre otras cosas, porque a Bárcenas ya le han encontrado una ubicación acorde con sus saneadas pero insanas cuentas bancarias. Pero si el extesorero del PP representa un inequívoco papel de villano del que todos reniegan, Snowden es traidor y héroe a tiempo parcial, según el lugar y la hora. Enemigo para el Gobierno estadounidense y voz reveladora para los países supuestamente amigos que fueron espiados de forma masiva. El hombre que destapó el Gran Hermano de Obama busca asilo político para no acabar como Bradley Manning, el soldado que filtró más de 700.000 documentos secretos a Wikileaks. Mientras Manning es sometido a un juicio militar en el que podrían condenarlo a cadena perpetua, se baten en un duelo de pancartas y consignas defensores y detractores del informador de Julian Assange. Y este último sigue esperando encerrado en la embajada de Ecuador en Londres. Los tres son presuntos héroes y supuestos traidores. Porque la traición depende de la perspectiva, de la mirada. En la masacre del colegio de Beslan murieron más de 180 niños a manos de terroristas chechenos. Algunos de los que sobrevivieron recuerdan cómo una mujer forrada de explosivos miró a los alumnos en vez de apartar la mirada. Se contagió de la angustia de los rehenes y se marchó para inmolarse sola, lejos de los pequeños. Para los suyos, aquellos que idearon el ataque en las aulas, no habrá peor deslealtad. Pero dijo un rey hace siglos que los que dejan al monarca errar a sabiendas merecen pena como traidores.