El torbellino

Arturo Maneiro
Arturo Maneiro EL VENTANAL

OPINIÓN

19 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Estamos metidos en un auténtico torbellino judicial e informativo con consecuencias políticas irreparables. Es un movimiento circular en el que ocurren muchas cosas al mismo tiempo, todas ellas de distinta naturaleza, con un arrastre superficial que impide entrar en profundidad en ninguna. Es un torbellino en el que se producen muchas acusaciones, muchas imputaciones, muchas declaraciones, muchas decisiones judiciales, pero no sabemos nada de lo esencial; no sabemos con exactitud los delitos concretos y particulares de cada uno de los detenidos.

Es casi un huracán en el que son arrastrados muchos profesionales y políticos por delitos cuya gravedad desconocemos. Unos alcaldes y concejales que son tratados como delincuentes habituales y violentos, trasladados esposados, aislados en celdas como si se tratase de mafiosos rusos o italianos o narcotraficantes. Es un remolino de operaciones policiales de ese nuevo cuerpo de seguridad que se llama la SAV, que no es Guardia Civil ni es Policía Nacional, ni es autonómica, ni municipal? Un cuerpo que entra a saco en cualquier comunicación telefónica, la interpreta a su manera y denuncia a los interlocutores sobre la base de esa interpretación. Un cuerpo que entra en cualquier despacho, en cualquier dependencia, curiosamente, siempre rodeado de medios de comunicación.

Es un torbellino en el que se acumulan operaciones, causas, interrogatorios desde hace años, sin que se sustancie ninguno, sin que se definan las culpas, ni las condenas o las culpabilidades de ninguno de los cientos de imputados. No sabemos quiénes son culpables en las operaciones de Galicia: Muralla, Carioca, Campeón, Pokémon, Manga?

De unos interrogatorios van saliendo las otras operaciones en una espiral infinita sin que se resuelva ninguna.

Al no tener conocimiento exacto de los cargos y las culpas desde el punto de vista legal, son los medios de comunicación los que tratan de poner algo de claridad en todo esto. Los medios del espectáculo televisivo tienen materia para rato: cuanto menos concreción en las acusaciones, más materia para discutir, acusar, dar por cierta cualquier insinuación, juzgar y sentenciar en directo. Casi siempre es como pedalear en una bicicleta sin cadena: darle vueltas a la nada.

Hace falta parar el torbellino. Es necesario saber la verdad de las cosas. Los secretos de sumario tan prolongados no benefician ni a la propia causa. Los jueces se equivocan con mucha frecuencia y no pasa nada, pero quien ha sido llamado a declarar ya ha quedado marcado definitivamente. Al final, los jueces están decidiendo quién está y no está en la política. Y esto es muy grave.