Miedo al nuevo día

Pablo Mosquera
Pablo Mosquera EN ROMÁN PALADINO

OPINIÓN

12 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Ser presidente del Gobierno, en estos momentos, es como una maldición. No solo hay que tomar medidas contra la voluntad popular y los compromisos adquiridos ante los ciudadanos que votaron el cambio, más que a la derecha. Es que nunca se sabe lo que trae el nuevo día, en una carrera sin freno de malas noticias o escenarios cada vez más insoportables para el bienestar de cualquiera que se precie de responsable.

Las encuestas para las elecciones catalanas son escalofriantes. Uno, que ha vivido mucho en Cataluña, que recuerda con nostalgia aquella Barcelona del seny y la libertad de los años setenta, descrita por Vargas Llosa en su discurso en Estocolmo, no puede aceptar la desesperación de una comunidad a la que parece no importarles el abismo de la salida de España, que es tanto como salir de la UE en solitario.

En Euskadi se prepara otra edición de contencioso con el Estado. El PNV de la generación Urkullu gobernará en solitario, con apoyos puntuales de la oposición. Al menos, Sortu lo ha dejado claro en su ponencia Sortzaile de proceso constituyente. Construir un Estado propio, donde vuelven a implicar a Navarra y se declaran herederos del MLNV, hacia la revolución democrática nacional a través de la lucha política y de masas. Al menos, y por su ideario de izquierdas, deja claro que no habrá coalición con el PNV, y tan solo acuerdos en función de contenidos. Tal escenario obligará a mirar para los escaños constitucionalistas, sobre todo, al tomar medidas que permitan frenar la crisis económica y laboral.

Por cierto, el PP vasco pretende entrar en tales acuerdos; entre otras razones para cambiar cromos. Presupuesto común a cambio de presupuesto foral para Álava, donde gobiernan sin mayoría.

Pero lo peor, con ser mala la situación interna del país, llega desde Bruselas. No se creen los Presupuestos de España para el 2013. Y nos anuncian que el 2012 y el 2013 serán peores y requieren nuevas y más contundentes medidas de ajuste. Nos anuncian un paro del 26,6 %, lo que lleva a casi siete millones de parados.

Con estas noticias con las que amanece cada día, al presidente del Gobierno, que precisamente no se caracteriza por su gran temple de hombre de Estado, tienen que llegarle ganas de irse, definitivamente, a pasear por la playa de Silgar, en el concello de Sanxenxo, y evitar el miedo al nuevo día, peor que el anterior, donde nada funciona.