El color de Gauguin

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

19 oct 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Un festival de color. Así son los cuadros de los mares del Sur de Gauguin, con los que el museo Thyssen enciende en el centro de Madrid sus veinte velas de vida. Paul Gauguin nació en junio de 1848 y murió en mayo de 1903 en las islas Marquesas, una biografía corta pero intensa. Allá fue huyendo del corsé de la civilización. Quiso abrazar la libertad en ese último gesto. Hay en sus telas una explosión de luz. Lejos queda el episodio junto a Van Gogh en Arlés. Gauguin busca la inocencia en lo exótico. Como haría Henri Rousseau, quien sin salir de París pinta tigres en selvas con cincuenta tonalidades de verde diferentes, gracias a sus visitas al Jardín de las Plantas. O como Picasso, que una de las muchas máscaras que usó y modeló fue africana. O como Matisse, con el viaje a Tahití y su danza. O como Modigliani, que también mira a África, a Camboya y a Japón. Fue típico en las vanguardias ese viaje hacia lo exótico y lo es hoy. Es lo que hace Miquel Barceló, con estudio en Mali. Gauguin se fue para no volver. ¿De qué huía? ¿Qué buscaba? ¿Quién no huye de algo? ¿Quién no busca algo? Los grandes pintores escriben con sus pinceles. Sus pinceladas son su ortografía y su caligrafía. La pincelada poderosa de Gauguin lo demuestra.