Y encima apaleados

OPINIÓN

03 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Por la colocación de participaciones preferentes a analfabetos, pequeños ahorradores y clientes de toda la vida no ha habido más consecuencia que el sonrojo de algún directivo bancario. El producto estrella de cajas y bancos en los años 2008 y 2009 -sin que el Banco de España abiera la boca- se ha convertido en un monumental problema que desvela a miles de ciudadanos y que ha entrado en el circo de la precampaña (y eso no les ayuda demasiado, la verdad). A esos clientes el Gobierno les ha dicho sin rodeos (por una vez) lo que va a pasar: van a tener que asumir una pérdida. Y para evitar que hagan algo más que patalear, les pone trabas para presentar una reclamación. No vaya a ser que, encima de perder su dinero, vayan a tener razón en sus quejas.