La gran nación latina

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

05 ago 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

L a primera reunión de Hollande, Merkel, Monti y Rajoy casi hizo buena una frase muy citada de Albert Camus, cuyo contexto desconozco: «Algún día habrá de caer la estúpida frontera que separa nuestros dos territorios (Francia e Italia) que, junto con España, forman una nación». ¡Lo que son las cosas! Bastó que pasase el tiempo para que la agudeza del autor de El extranjero se abriese paso y nos iluminase. Porque se trata ciertamente de un escritor visionario y profundo. Un pensador al que yo le he creído siempre de un modo casi incondicional. Y aún le creo más ahora cuando miro en derredor y veo la desunión europea, con estúpidas fronteras -sobre todo, económicas- que nos separan, desprotegen y dañan. Y veo también, como él, esa gran nación latina que debiera actuar unida y empujar en la misma dirección, para equilibrar la Unión Europea.

¿Dónde están hoy los intelectuales camusianos capaces de comprometerse y argumentar en este sentido? Abundaban antaño, y se mojaban, pero hoy parecen preferir el género de la novela o el debate sutil sobre cualquier irrelevancia. ¿Y los políticos? Tampoco se aventuran más allá de lo vulgar cotidiano, sin atreverse con una reflexión profunda ni por error. ¿Pensar ahora en una gran nación latina, con Portugal incluido, por supuesto? A nadie se le ocurre meterse en tal embrollo. Ya bastantes problemas tienen con la palabra nación, que anda suelta por ahí, como para osar con nuevos lances.

Pero si este es el problema, que no le llamen nación. Digan Espacio Eurolatino, o Naciones Latinas Unidas de Europa, o como quieran y les resulte menos peligroso. La realidad es que estos países tienen intereses comunes dentro de la propia -e indiscutida- Unión Europea. Véase la situación actual de sus economías (más diferentes en la apariencia que en la realidad) y no tardaremos en descubrir los parentescos. Portugal, España, Italia, Francia? ¿es necesario analizar el fondo de sus realidades productivas para ver que tienen mucho en común? ¿O hemos de esperar a que nos lo digan las agencias de calificación por boca de sus expertos, esos que no fueron capaces de anticipar la actual crisis? Yo me quedo con Albert Camus y con el vigor de sus ideales.