Indignados y perroflautas

Ignacio Bermúdez de Castro
Ignacio Bermúdez de Castro PASOS SIN HUELLAS

OPINIÓN

15 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Vaya por delante mi absoluta solidaridad con los indignados del 15-M. Con aquellos que se manifiestan porque las cosas no marchan como debieran, haciendo uso de su derecho a ser escuchados. Eso es democracia, y por lo tanto a nadie debiera parecerle mal que miles de personas salgan a las calles a reclamar lo que consideran que les pertenece, entre otras razones por venir recogido en nuestra Constitución: derecho al trabajo, a una vivienda digna, y un largo etcétera. Una inmensa mayoría de los denominados indignados es lo que hacen, por lo que cumplen una función social, ya que reclaman mejoras para el conjunto de la sociedad. Pero también resulta inevitable que entre tanto joven sin trabajo o padre desempleado de varios hijos, se cuelen los perroflautas de siempre, esos arma broncas profesionales que lo único que consiguen es que el 15-M sea visto por algún sector de la sociedad como un movimiento de alborotadores y provocadores. La gente concienciada debiera ser la primera en expulsar a estos individuos, muchos de ellos con antecedentes penales, que lo único que buscan es ampararse en la multitud para dar rienda suelta a sus instintos más básicos y destrozar todo lo que se encuentren por delante.