Fraga y los clásicos en gallego

Ramón Irigoyen
Ramón Irigoyen AL DÍA

OPINIÓN

23 ene 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

De un hombre que, como Manuel Fraga, fallece a los 89 años se puede decir que ha muerto joven, pero hay que matizar que, en los últimos años de su vida, estaba ya viviendo su quinta o su sexta juventud. Dejemos a los analistas políticos que decidan en qué juventud se hallaba el 15 de enero, el día de su fallecimiento, este político que podemos asociar con el ciclismo porque, como este deporte, él también fue la encarnación de esa «serpiente multicolor» de la que hablan los cronistas deportivos cuando los ciclistas pedalean en su habitual fila india. Fraga, por edad y por trayectoria política, fue una serpiente multicolor de varios fragas: franquista hasta las cachas en los años de la dictadura y, a partir del entierro de Franco, liberal conservador, que mejoró su imagen desde el momento de su participación, junto con otros padres de la patria, en la redacción de la Constitución que nos rige desde hace ya más de 30 años. A Fraga no me quedó más remedio que cogerle un gran cariño desde el día en que me escribió una carta - larga, como corresponde al autor, según oigo en un telediario, de nada menos que 90 libros- en la que respondía a un artículo que yo había publicado en el desaparecido Diario 16 y en el que hablaba de las colecciones de traducciones de los clásicos griegos y latinos al castellano y, sobre todo, al catalán, que cuenta con las espléndidas traducciones de la colección Bernat Metge. En aquella carta Fraga me contaba sus relaciones personales con los fundadores de la Bernat Metge y lamentaba que yo no hubiera mencionado las traducciones de los clásicos al gallego en unas ediciones bilingües patrocinadas por la Xunta, de la que él era presidente. Y me envió unos cuantos volúmenes de aquellas espléndidas ediciones bilingües que yo no conocía. El gran interés y la gran extensión de la carta y el envío de aquellos libros, sin conocernos personalmente, hicieron nacer en mí un gran afecto que siempre sentiré por él.