Principio de autonomía

OPINIÓN

16 dic 2006 . Actualizado a las 06:00 h.

CONFIESO que he pecado, señora ministra de Sanidad y Consumo: he sido débil y el domingo caí en la tentación de cenar en un Burger King. Y se lo digo así, parafraseando ese gran libro de Pablo Neruda, Confieso que he vivido , para ver si de esta manera atenúo mi castigo¿ Por cierto que, para evaluar con exactitud mi falta, debo dejar constancia de que no fui capaz de pedir una XXL, no por cobardía ni por un resto de responsabilidad, sino tan sólo porque media hora antes me había metido entre pecho y espalda un cartucho de sabrosas castañas, de esas que con tanto arte preparan en la calle Real. La verdad es que esa noche dormí estupendamente, sin sentimiento de culpabilidad alguno: se ve que no tengo conciencia de pecado y que son más necesarios que nunca sus desvelos maternales para hacerme ver toda la maldad de mi acción. Supongo que será por mi escasa inteligencia, señora ministra, pero me cuesta mucho entender toda esta polémica. En primer lugar, porque son justamente los que no hace tantos años abanderaban la campaña a favor de la legalización del aborto al grito de «con mi cuerpo hago lo que quiero», entre otras muchas, los que ahora parece que no se fían de la capacidad de autodeterminación de sus conciudadanos y nos dan la murga con las hamburguesas y otras cuestiones menores. Creo que hay algo de incoherencia en todo ello, aunque no debe preocuparse usted mucho, porque en este país no existe el hábito saludable de visitar las hemerotecas y cada vez hay menos memoria histórica. Y lo segundo, porque o bien usted se saltó la clase de Bioética justo el día en que explicaban el principio de autonomía o bien lo acepta sólo en determinados asuntos. Porque dicho principio moral (uno de los cuatro grandes principios de la bioética, disciplina global, laica y progresista donde las haya) se refiere a la regulación de uno mismo en función de sus convicciones personales sin interferencias externas que pretendan controlar y limitar las propias decisiones, salvo, claro está, en el caso de que éstas interfieran con la libertad del resto de la ciudadanía. Observo mucho de paternalismo en su actitud beligerante contra este anuncio; uno más, por cierto, entre la legión que nos asalta de continuo para incitarnos a consumir.