Información en la página 48 HAY DOS pescas gallegas. La que tiene el «todo é peixe» por catecismo y la que empieza a cuestionarse ese dicho. En un extremo está la pareja de arrastreros de Ribeira que el pasado lunes sucumbió a la avaricia de ver el caladero repleto de lirio y dejó en la estacada a todos los compañeros. Descargó 880 cajas frente a las 330 que habían pactado. El resultado: los precios cayeron en picado y se truncó el espejismo de obtener una mayor rentabilidad.? En el otro bando están marineros como los de Lira, que opinan que llenar la red no es la forma más conveniente, ni mucho menos sostenible, de ejercer la profesión y luchan desde hace tiempo por elevar la talla del pulpo, ampliar la veda de la centolla e implantar una reserva marina con normas de lo más estrictas. ¿Por dónde irá el futuro??