Dos años de Plan Galicia

| JUAN RAMÓN GÜELL CANCELA |

OPINIÓN

21 feb 2005 . Actualizado a las 06:00 h.

CUANDO el Consejo de Ministros celebrado en A Coruña el 24 de enero de 2003 aprobó dotar el Plan Galicia con 12.459,5 millones de euros, se presentó como un impulso para Galicia en todos los ámbitos: económicos, sociales y de inversión y comunicación de la comunidad autónoma con el resto de España y Europa. Su principal debilidad residía en que el multimillonario programa no ofrecía un plazo de ejecución global de las actuaciones anunciadas. Después de dos años y otros tantos Presupuestos del Estado, esa falta de precisión ha sido suficiente para hacer saltar por los aires buena parte de las esperanzas que los gallegos nos habíamos creado para competir en igualdad de condiciones con nuestros vecinos. Hoy asistimos con cierta perplejidad al cruce de acusaciones entre las administraciones autonómica y central, por la falta de suficientes compromisos presupuestarios. Todavía recordamos la responsabilidad, seriedad y rigor que se nos prometía desde ellas tras la catástrofe del Prestige . Ahora se han traducido en vacilaciones, inconcreciones y promesas y más promesas, en torno a unas inversiones que no acaban de materializarse. Lo cierto es que en la provincia de Pontevedra el Plan Galicia se recibió con preocupación. Nuestro sentir siempre fue que no reconocía del todo la importancia del sur de la comunidad autónoma, y así se hizo público. Sin embargo, no convertimos en un caballo de batalla la más que discutible cohesión territorial que el plan -se decía- venía a solventar. Y no lo hicimos porque éramos conscientes de la importancia que las inversiones previstas tenían para el resto de la comunidad autónoma. La situación económica y social de Galicia así lo requería. Aunque nuestra comunidad autónoma ha experimentado un crecimiento importante en los últimos años, la realidad es que desde 1995 venimos registrando un menor desarrollo económico que el resto de España, con un crecimiento real acumulado de nuestro PIB, en el período 1995-2002, del 20,8% frente al 26,4% en el resto del Estado. Nuestra tasa de paro es ligeramente superior a la media nacional (12,51% frente al 10,38%) y el nivel de productividad es notablemente menor (26,4 miles de euros por ocupado en Galicia frente a los 32,1 en España en el año 2002). También es cierto que la convergencia real de Galicia con respecto a España y Europa ha mejorado en los últimos años, pero no lo es menos que se ha debido en buena parte al descenso demográfico en nuestra comunidad. Así, el PIB per cápita de Galicia ha crecido por encima del español mejorando ligeramente su posición respecto a la media en el período 1996-2002, de manera que ha pasado de representar el 80,9% del PIB per cápita español al 81,9%. Estos porcentajes, a todas luces insuficientes, deben animarnos, a los gallegos, a seguir reclamando la plasmación presupuestaria del plan, con todas sus dotaciones y en unos plazos asumibles para una sociedad que lucha por equipararse con su entorno. Máxime cuando corremos el peligro de perder la condición de objetivo uno en la Unión Europea. En Galicia hemos visto cómo desde Madrid, en muchas ocasiones, se nos ha condenado a un aislamiento mucho más preocupante que el puramente geográfico, que ha impedido nuestro desarrollo en igualdad de condiciones con otras partes del Estado. Con el Plan Galicia se abrió un atisbo de esperanza que las consignaciones presupuestarias de nuestras administraciones en los dos últimos años se han encargado de disipar, aun reconociendo la sustancial mejora que los Presupuestos del año 2005 han supuesto en relación con los de años anteriores. Volviendo ahora la vista atrás, uno se percata de que si para algo sirvió la catástrofe del Prestige fue para demostrar la vitalidad de la sociedad civil gallega. La ilusión que despertó entre nosotros el anuncio del Plan Galicia no ha desaparecido del todo, pero necesitamos, urgentemente, pruebas definitivas de que el compromiso público anunciado con Galicia sigue vigente. La próxima cita: los Presupuestos Generales del Estado para el año 2006.