Regional Preferente

| ERNESTO S. POMBO |

OPINIÓN

08 dic 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

LA INAUGURACIÓN de una de las traviesas sobre las que se asentará el trazado del AVE gallego sirvió para recordarnos en qué lugar nos encontramos. Qué concepto se tiene de nosotros. Y qué respeto merece nuestra comunidad. Anclados en Regional Preferente, sólo nos queda el consuelo de medirnos con los más humildes. Cada vez que colocan un ladrillo, nos traen a la memoria lo agradecidos que le tenemos que estar al capitán Mangouras y a los subalternos de Álvarez Cascos por haber propiciado lo que hasta el mismo presidente de Gobierno califica ya como «el mayor accidente medioambiental de nuestra historia». De no haber sido por el Prestige , nos aseguran, seguiríamos aparcados en las tinieblas. Pero además, el presidente Aznar no desaprovecha sus viajes. El último lo utilizó para dejarnos un claro mensaje. El progreso de Galicia depende de la estabilidad del PP. O, lo que es lo mismo, de la obediencia y docilidad de nuestras gentes a su partido. La aseveración, con tintes de amenaza, es de una zafiedad impropia de un cargo público salido de las urnas. Inconcebible en un gobierno adulto que rige una sociedad madura y responsable. Resulta difícil sobrellevar las continuas alusiones a la desgracia que padecemos. Y, sobre todo, nos humilla que levanten sobre ella el futuro de Galicia. Disfrutaremos del AVE, cuando disfrutemos, porque sufrimos lo que sufrimos. Hemos tenido suerte, porque de no ser así nos quedaríamos como estamos. Más atinado estuvo el presidente Fraga al asegurar que «queda claro quién soluciona los problemas». Queda muy claro. Los soluciona quien tiene que solucionarlos. Los que tienen responsabilidad de gobierno. Que para eso fueron elegidos. Para gestionar nuestras contribuciones. Y para eso les pagamos las vacaciones. Y los viajes de recreo.