CÉSAR CASAL GONZÁLEZ
06 mar 2003 . Actualizado a las 06:00 h.LA GUERRA tiene fecha fija como los yogures. Da igual lo que vote la ONU. Estaba cantado. Viva la democracia. ¿Para qué votan? Para cobrar el viaje y la estancia en Nueva York. Lo peor llegará. Los soldados americanos no están en la zona de excursión. No son boy-scouts que van a hacer fuego de campamento. Son profesionales adiestrados para matar, con las armas más sofisticadas para asesinar sin bajarse del avión o del tanque. La guerra la necesita el sistema. El sistema es muy voraz. La guerra la necesita la industria del armamento, hasta la del cine, si me descuido. El capitalismo, el consumismo, siempre necesita víctimas. Es insaciable. Piensen: de un lado del cuadrilátero, la sangre; del otro, el petróleo. Está claro que debe correr la primera para conseguir el petróleo. La sangre del ser humano no es nada al lado de la auténtica sangre del sistema: el petróleo. El crudo es el que hace que el mundo se mueva de la mañana a la noche, las veinticuatro horas, sin descanso. Nuestras comodidades tienen un precio, como todo. A Occidente le toca cobrarse la factura en sangre iraquí. Es lo que hay. La guerra tiene fecha. Siempre la tuvo. Las manifestaciones fueron pataletas, adrenalina al viento. ¿Cómo nos iban a hacer caso si teníamos razón? cesar.casal@lavoz.es