DECÁLOGO PRESIDENCIAL

La Voz

OPINIÓN

11 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

Y entonces Luis del Olmo le pidió el favor insólito: que el presidente conceda una entrevista a Iñaki Gabilondo, que es su competencia. «Quiere hundir a Iñaki», habrá dicho un cínico mal pensado. Pero no. Del Olmo pedía un favor inocente. La respuesta fue un silencio que parecía que se había interrumpido la emisión. Y fue un silencio muy interesante, porque permitió conocer un poco más la personalidad de Aznar. No habrá entrevista con Gabilondo: no concederla es un ejercicio de libertad del presidente. Tampoco habrá audiencia a Zapatero: las relaciones con la oposición son correctas y suficientes. Y después de todo esto, a mí me sale el siguiente decálogo del aznarismo. Apócrifo, por supuesto: Primer mandamiento: amarás la estabilidad por encima de todas las cosas. La estabilidad da crecimiento. Por eso, no releves ministros ni transmitas sensación de cambio de estrategia. Segundo: te mostrarás optimista ante la economía. España sigue yendo bien. Aunque el paro haya crecido, alimenta la ilusión del pleno empleo. Tercero: te mostrarás duro, convencido, incluso intransigente, ante el País Vasco. No cederás un milímetro ante Ibarretxe ni ante Batasuna. Cuarto: no perderás ninguna oportunidad para zurrarle a la oposición. Mantén abierta la vía de la falta de coherencia de los socialistas. Quinto: te expresarás con autoridad ante Europa y los conflictos internacionales. Piensa que te codeas con los líderes del mundo. Puedes ser uno de ellos. Sexto: no desveles incógnitas de tu futuro. Es preferible la incertidumbre. Una excesiva claridad es peligrosa para el respeto que te deben. Séptimo: si salen datos negativos de la actualidad (como la vivienda) aplícalos a tí mismo. Tú eres el primer hipotecado de España. Octavo: sé muy discreto sobre personas. No te mojes con Garzón y su candidatura al Nobel. Si fracasa, podría ser tu fracaso. Noveno: sé cauto en las referencias a los inmigrantes. Deja que hablen los datos. Que nadie te pueda acusar de inducir a la xenofobia. Y décimo: respecto a Gabilondo y Zapatero, aplica el dicho clásico. Al amigo, todo. Al enemigo, ni agua. Al indiferente, la legislación vigente.