Banco bueno, banco malo

MERCADOS

CAPOTILLO

05 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La vieja polémica de si banco malo o banco bueno vuelve a la actualidad una vez más. Ahora, por una sentencia de un tribunal de Vigo que obliga a la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria, más conocida por el acrónimo Sareb, e incluso más conocida como «el banco malo», a pagar las reparaciones de urgencia que precisa un grupo de ocho edificios con 42 viviendas que están que se caen y en los que aún viven seis familias. Aunque en su día la autoridad financiera nos dijo que «no hay bancos malos», el tribunal vigués discrepa. El banco se ha comportado de modo ruin en aquel callejón abandonado, que para más paradoja se llama La Privada Moderna. El buen propietario está obligado a arreglar los defectos estructurales de sus pisos, como saben casi todos los que viven de alquiler y también los inspectores de la vivienda, y allí la sociedad no ha hecho más que tapiar puertas y ventanas. Así que podemos seguir llamándola, con razón, el banco malo.

Pero la Sareb podrá decirnos, en su defensa, que ella ya no trata directamente con sus inquilinos, porque ha contratado dos firmas, o «servicing», para gestionar sus pisos; o sea, para intentar venderlos, para sugerir a los arrendatarios que acepten una ayuda y cambien de casa, etcétera. Una de las firmas de servicing contratadas es Blackstone, que ya supera el listón de las calificaciones, porque la conocemos como «fondo buitre». Eso sí que es malo. No se sabe si esta subcontrata aliviará conciencias en la cúpula de la Sareb.

Aunque la banca no es organismo propio para criar conciencia, sí es consciente de su imagen negativa. Por eso le ha salido un competidor neerlandés que se anuncia como «el banco no banco». ¿Qué pensarán la señora Botín o el señor Torres Vila de ese lema nihilista? ¿Traición a los principios fundamentales de las finanzas? Tal vez. El caso es que en estos tiempos, después de la costosa reestructuración bancaria, con las hipotecas subiendo a ritmo loco y los depósitos sin retribución proporcional, lo que opinará la ciudadanía es que no hay banco bueno.