El «cuchillo» de la banca suiza

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abraldes

28 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Es la segunda entidad financiera de Suiza y el banco donde las principales fortunas de medio mundo venían depositando sus patrimonios por la discreción que profesaba hacia sus ricos clientes. Sin embargo, Credit Suisse lleva ya largo tiempo arrastrada por el barro. Tanto que mientras buena parte de sus competidores europeos hacían números para salir del quebranto en el que se vieron envueltos por la crisis del 2008, para el banco de la Citi helvética esa difícil etapa apenas impactó en sus cuentas. Claro que el descalabro vendría después, justo cuando los demás ya habían recuperado sus balances. Y entonces llegó la etapa endiablada, empujada por sonoros casos de corrupción, escándalos de espionaje y sobornos que la han convertido en la entidad financiera maldita de Europa.

Le toca a Ulrich Körner reconducir una situación verdaderamente compleja. Ha de reducir pérdidas, encarrilar el severo correctivo que sus acciones están recibiendo en bolsa y, en definitiva, recuperar una reputación muy dañada por numerosas tropelías ejercidas durante años por quienes le precedieron. Este alemán de 59 años, también con nacionalidad suiza, ha sido el elegido por la cúpula del banco para sacar a la entidad de las cloacas. Y lo han hecho porque saben de sus dotes implacables para «pasar el cuchillo» allí donde haga falta. De ahí le viene el apodo que se ganó, «Uli, el cuchillo», durante sus 11 años en UBS —sociedad financiera también suiza competencia directa de Credit Suisse?, donde restableció la disciplina tras un escándalo comercial que provocó pérdidas de dos mil millones de dólares. No le tembló el pulso cuando puso de patitas en la calle al mismísimo jefe ejecutivo.

Ahora tampoco es que lo tenga fácil. La dimensión del agujero en que ha caído Credit Suisse es mayúscula. El banco se ha salido de control, incapaz de detener el flujo de escándalos y con sus acciones en mínimos de tres décadas.

Se intuye el reguero de cadáveres que dejará la operación que acaba de iniciar este banquero considerado a partes iguales conservador e innovador. No será por el dinero que ingresará si consigue hacer frente a los obstáculos que tiene por delante. Su remuneración hasta ahora se estima en unos 4,7 millones de francos suizos (cerca de cinco millones de euros) y se le calcula un patrimonio de unos 264 millones de euros. Una fortuna que ha ido acumulando desde que salió de las aulas de la Universidad de St. Gallen tras doctorarse en Administración de Empresas.

Sus orígenes profesionales no empezaron en el sector bancario, pero su cargo de auditor en Price Waterhouse y su posterior fichaje en la prestigiosa consultora MacKinsey intuían su paso por el mundo de las finanzas. Así ocurrió. Buena parte de su trayectoria como banquero la forjó curiosamente en Credit Suisse, pero lo cambió por la competencia y tras más de una década en UBS, volvió a su casa hace poco más de un año. Pero en qué condiciones. Todo el mundo tiene los ojos puestos en este alemán, casado y padre de tres hijos —poco más se sabe de su vida privada—. Se beneficia del prestigio que supone dirigir una de las principales firmas de gestión de activos del mundo, pero está por ver si consigue salvar al banco de sus enormes pérdidas y restablecer su posición. Si lo logra muchos lo interpretarán como una obra de encantamiento.

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