El matrimonio tomó las riendas del imperio familiar en 1994. La compañía atravesaba entonces por un momento delicado. Tanto que estaba prácticamente al borde de la quiebra. Consiguieron reflotarla. Entre otras cosas, con un crédito del Banco Atlántico que avalaron con su patrimonio personal. Y no solo lograron salir del bache, sino que convirtieron la firma en todo un referente del sector en Europa.
Por aquel entonces la nieta del fundador llevaba ya diez años en el negocio. Él no. Pero su experiencia en el mundo de la consultoría y el control presupuestario resultaron vitales para salvar la empresa. Buscaron la ayuda de fondos de capital riesgo y de las cajas sevillanas, que entraron en el capital. Tras la salida de estos, en el 2009, recuperaron el control total de la empresa. Desde el antiguo despacho de su esposo pilota hoy Concha Yoldi el plan de expansión del grupo, presente actualmente en España, Polonia y Francia, aunque el listado de países con los que trabaja es mucho más abultado. Hasta un total de 40. Seguro que no se conforma. Es una trabajadora «machaca», ella misma lo dice. Puro tesón.