La vida al otro lado del Río de la Plata

Héctor Estepa

MERCADOS

STRINGER

Los nuevos problemas económicos de Argentina, la pandemia y los cambios políticos, empujan a miles de ciudadanos a la búsqueda en Uruguy de una mayor estabilidad

27 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El Río de la Plata transcurre agitado entre Uruguay y Argentina. Sus aguas separan a dos países con culturas muy similares, pero de diferente trayectoria social en las últimas décadas. Uruguay ha disfrutado recientemente de una estabilidad política y económica, hasta ser considerada la Suiza latinoamericana. El abrazo que se dieron el fallecido ex presidente izquierdista, Tabaré Vázquez, y el centroderechista Luis Lacalle, cuando el último tomó posesión como líder del país, en marzo, simboliza esa buena convivencia, que contrasta con la continua crispación y repetidas crisis financieras en la orilla contraria. Los nuevos problemas económicos de Argentina, así como la crisis producida por la pandemia, y los cambios políticos, podrían haber empujado a miles de personas a emigrar a Uruguay, según medios locales e internacionales.

Al menos 30.000 argentinos, según la BBC, viajaron al país vecino entre marzo y octubre, cuando las fronteras estaban cerradas por la pandemia. Parte de ellos planea no volver. Uruguay ha recibido hasta 2.000 solicitudes de cambio de residencia fiscal de ciudadanos argentinos en los últimos meses, según informó un senador opositor del país austral a la agencia Reuters, una cifra más alta de lo habitual.

La mayoría de los emigrantes son personas de clase media y alta. Dejan su país en busca de estabilidad, pero no solo eso. Parte se muestra contrariado por las nuevas políticas fiscales aprobadas por la Administración del izquierdista Alberto Fernández, que llegó al poder a finales de 2019. Argentina ha aprobado un nuevo impuesto a las grandes fortunas, una tasa del 2,25% sobre los activos en el exterior y ha establecido un «supercepo» que limita considerablemente el acceso a dólares tanto a particulares como empresas. «Han llegado varios miles de argentinos en estos tiempos. Yo me reúno con algunos y están contentos. Obviamente a veces no sienten la vertiginosidad que se puede sentir en Buenos Aires, pero creo que ganan en muchas cosas», señaló el presidente Lacalle en una entrevista a mediados de septiembre.

La migración es espoleada por su Gobierno. La nueva Administración uruguaya aprobó en junio un plan para atraer a al menos 100.000 extranjeros, con el foco puesto en los argentinos y el objetivo de paliar sus problemas demográficos. Uruguay redujo el valor de la propiedad requerido para optar a la residencia de 1,7 millones de dólares a unos 380.000. También la inversión mínima para hacer negocios baja desde los cinco millones de dólares a 1,6 millones, con la obligación, eso sí, de generar 15 empleos. Además, amplió el período de cara a las exenciones fiscales sobre las rentas obtenidas en el extranjero de cinco a diez años. Esas medidas han sido muy criticadas por la oposición, que teme que el país vuelva a ser considerado un paraíso fiscal. Uruguay sólo salió de la lista gris de la Unión Europea en 2019, durante el último año del gobierno de Vázquez. «En vez de traer 100.000 cagadores (defraudadores) argentinos, preocupémonos de que los nuestros inviertan acá», reclamó el expresidente izquierdista, Pepe Mújica, cuando Lacalle propuso su plan.