Manejar los tiempos

MERCADOS

CAROLINE BLUMBERG

28 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Difícil prever el futuro económico sin analizar lo que ha ocurrido en Pekín. El comportamiento de sus agentes ayuda a entender el de los nuestros. Por ello, y atendiendo a esta hipótesis, era esperable, a pesar de la histeria de algunos analistas, una recuperación acelerada de la actividad económica. No estamos en el 2008. El día 23, en Europa, conocimos los PMI para junio: los datos se obtuvieron del 12 al 22, y estos no hicieron más que fortalecer esta afirmación. El PMI o Índice de Gestores de Compras se construye a través de los siguientes apartados y ponderaciones: a) nuevos pedidos (30 %), b) producción (25 %), c) ocupación (20 %), d) término de entrega de proveedores (15%) y e) stock de compras (10 %). Si el índice está por encima de 50, indica una expansión; por debajo de 50, contracción, y si es inferior a 42, anticipa una recesión de la economía nacional. La zona euro, para el mes de junio -y este es el dato relevante-, se ha situado, en el PMI de actividad total, en 47,55, quince puntos más que en mayo, y muy por encima de los 13,6 puntos de abril. El mismo índice para producción manufacturera se situó en 48,2 y en actividad comercial del sector servicios en 47,3. Es decir, solo queda un instante para entrar en fase de expansión y todo esto ocurre a las puertas de la campaña del verano, una estación siempre proclive para el crecimiento económico.

Europa se recupera con mayor fortaleza de la esperada, las bolsas, lo celebraron. Pero ya sabe que estos datos no dejan de ser rachas de buen viento, dispuestas a ser utilizadas por los capitanes que mejor manejan la caña del velero. Y como en toda regata, mientras unos atrapan el viento, otros ni lo sienten. Los que también parecen bastante insensibles son algunos ministerios. Y no es porque lo hagan mal. Al contrario, algunas medidas son francamente buenas, pero salen tarde. O no controlan los tiempos o no están percibiendo el sentir ciudadano. El Plan de Apoyo al Turismo es un buen ejemplo. En Italia y en Francia, no solo hacía ya un mes que se había presentado, sino que, cuando se hizo, estuvo acompañado de un mayor despliegue económico. Eso sí, en solemnidad y en sobreactuación, ganamos nosotros. Ocurre lo mismo con el Ministerio de Trabajo: está manteniendo un nivel aceptable de consenso laboral, pero sus acuerdos se cierran en el último minuto del último día. Otro ejemplo, la ministra de Transición Ecológica presenta un paquete de medidas para impulsar las energías renovables que es ampliamente aplaudido. Entusiasma el desarrollo de los power purchase agreement o PPA, por los cuales se podrán cerrar acuerdos directos de compra de energía, esencialmente renovables, y con ello, reducir drásticamente los costes energéticos. Pero, mientras lanzan estas medidas estructurales se olvida de los veinte mil lucenses que salieron a la calle a reivindicar su futuro. Puede tener sentido pedirle tiempo a la industria electrointensiva, que espere al nuevo marco energético. Lo que no tiene sentido es decírselo a quien ya puso fecha de despido a quinientos trabajadores directos y cuatrocientos indirectos.

Es obvio que el gobierno está caminando, a veces a paso tímido, otras de modo errático y, en algunas ocasiones, con proyectos interesantes, pero lo que no está consiguiendo, en ningún caso, es manejar los tiempos.