Un hombre tranquilo

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Antonio Zoido se prepara para dejar el timón al frente de Bolsas y Mercados Españoles (BME)

07 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Relevo en el timón de los mercados españoles. Antonio Zoido lo deja. Se va tras 17 años pilotando Bolsa y Mercados Españoles (BME) y casi 30 al frente del sector en España, como máximo responsable de la Sociedad de Bolsas. El próximo 25 de abril cederá sus funciones ejecutivas a Javier Hernani. Aunque mantendrá la presidencia del consejo de administración. Por dos años más. Luego, el definitivo paso atrás. O no. Solo él lo sabe. Tiene ya 75 años. Pero, como les ha dicho en más de una ocasión a sus directivos, de su jubilación se enterarán «el día que ocurra». No antes.

Histórico de la bolsa donde los haya, Zoido desembarcó en la presidencia de la Bolsa de Madrid en 1993. Y me permito en esto una licencia: el mismo día que una servidora pisó por primera vez el parqué madrileño. Su llegada asfaltó el camino de mi estreno en aquel complicado mundo de las cotizaciones. ¡Vaya si lo hizo! En medio de aquel vértigo por lo desconocido, al menos tenía algo a lo que agarrarme para escribir mi crónica sin meterme, y acabar ahogándome, en la harina de los tecnicismos. Nunca se lo agradeceré lo bastante. Pero esa es otra historia.

Entre ese año y 1996 alternó el cargo con Manuel Pizarro hasta que este último dejó la primera línea ejecutiva. No daba abasto con tanto cargo externo y pasó a ocupar la vicepresidencia. Nacido en Zafra (Badajoz), licenciado en Derecho y con estudios en el prestigioso Massachussetts Institute of Technology, Zoido responde a ese perfil de quien, con tranquilidad y mucho esfuerzo, a la chita callando, va subiendo escalón tras escalón y sumando medallas al currículo: además de presidente de la Bolsa de Madrid, de la Sociedad de Bolsas y de BME, ha sido presidente del European Capital Markets Institute, de la sociedad de valores del Santander Central Hispano, del Servicio de Compensación y Liquidación de Valores, y de la Federación Mundial de Bolsas. Entre otras cosas. Haber llegado tan alto tiene también mucho que ver lo mucho que tiene de conciliador. Con ese halo de buen árbitro que le atribuyen algunos de los que mejor lo conocen y que tan bien le ha funcionado para lograr acuerdos de enjundia en campos donde otros haría ya tiempo que hubieran arrojado la toalla. Como el de la fusión de las cuatro bolsas españolas bajo el paraguas de BME.

Casado con una norteamericana junto a la que era frecuente verlo en los viajes de trabajo, Zoido tiene tres hijos. A ellos precisamente, a su familia, dedica el extremeño buena parte de su escaso tiempo libre. Y a la lectura, otra de sus grandes aficiones. También hace el todavía presidente de BME sus pinitos en la cocina. Nada estridente entre sus pasiones. En persona tan moderada no cabía esperar otra cosa.

Ha dicho siempre que no se siente un hombre poderoso. Pero lo es. Y, mucho. Aunque el tono apagado -monótono, que dirían algunos- de sus discursos habrá llevado a más de uno al engaño. Su nombre ha estado más de una vez en alguna que otra de esas listas que elaboran las publicaciones especializadas con las personas más influyentes de la Europa financiera.

Y eso que la Economía no era su vocación. Tampoco lo era para el joven Zoido seguir los pasos de su padre - de quien recibió el nombre-, escritor, académico de la Real de las Letras y las Bellas Artes de Extremadura, profesor e incluso alcalde.

Dicen en su pueblo -donde se prodiga poco, aunque se pirra por su famosa Feria Internacional de Ganadería- que siempre fue un joven tranquilo. Y que no hablaba mucho. De su tierra natal partió a los 18. A Madrid. Para estudiar Derecho. Luego Londres y EE.UU., donde por fin le picó el gusanillo de la Economía. Hasta hoy. Y seguro que para siempre.