En la USC se imparte desde 1991 uno de los másteres más reconocidos en el ámbito de la internacionalización de las empresas -lleva años repitiendo dentro del top 3 de varios ránkings estatales-. El Máster en Dirección y Gestión del Comercio Exterior (Mascomex) acaba de arrancar su edición número 27. María Luisa del Río es una de sus profesoras. Ella se encarga del área de Márketing.
-¿Son cada vez más internacionales las empresas gallegas?
-Digamos que sus clientes se están internacionalizando.
-¿Un ejemplo?
-Pongo uno de mi concello, A Estrada. Martínez Otero era una firma local de montaje y diseño de mobiliario. Ha sabido encontrar su hueco en un universo dominado por multinacionales como Ikea. Decora y amuebla tiendas y hoteles en todo el mundo. Otro caso es el de una marca de ginebras. Vánagandr es una destilería de A Coruña que exporta a Dinamarca, Australia o México. Más del 50 % de lo que produce lo vende fuera. Tiene una propensión exportadora. No es tanto que venda mucha cantidad, sino que tiene una dependencia del mercado exterior muy fuerte.
-¿Cómo puede exportar una empresa pequeña, como las que son mayoría en Galicia?
-El principal obstáculo es que los costes fijos que implica una infraestructura internacional son muy altos. Necesitas mucho volumen de producto para amortizarlos y aquí pecamos de minifundismo. Las bodegas de las Rías Baixas, por ejemplo, han sabido organizarse en cooperativas. Ahora se encuentran con que necesitan más vino, más botellas. Por un lado, porque crece la demanda exterior. Por otro, porque es la única forma de saldar lo invertido.
-¿Somos una comunidad exportadora?
-Sí, pero lo mismo que exportamos también importamos. Si nos fijamos en las partidas donde hay más ventas, automovilismo por ejemplo, y lo comparamos con las compras, vemos que los productos para hacer los montajes que se elaboran aquí vienen de fuera. En el neto de la balanza comercial, en el superávit, exportaciones e importaciones suman y restan en ambos sentidos.
-¿Qué sectores están despuntando?
-Está claro que el textil y la automoción son el motor de nuestras exportaciones, pero hay otros ámbitos muy interesantes, casos de Business to (negocio entre empresas) que pasan más desapercibidos pero son ejemplos de éxito cuando no referentes mundiales. Hablo de la venta de aluminio, de piedra y de pizarra natural o de láminas de madera. De bienes de equipo: desde buques a cámaras para grandes embarcaciones a servicios de automatización para transporte terrestre, marítimo o aéreo. Destaca la innovación generada aquí. Por citar un caso, los servicios de tratamiento de agua o equipamiento de ósmosis inversa; en Cerceda hay una empresa reconocida a nivel internacional, Gefico. Otra compañía que está despuntando es Genesal Energy, de Bergondo. Elabora y monta equipos electrógenos que se están instalando en África, América, Oriente y Europa.
-¿Con qué titular se queda del último Informe de Comercio Exterior?
-El crecimiento es menor. El 2017 fue el año del auténtico récord, pero el saldo comercial se resiente, es un poco más pequeño que el del año pasado en estas fechas. La tasa de cobertura, el cociente entre exportaciones e importaciones en Galicia entre enero y junio del 2018, sigue siendo positivo, pero si hace un año era del 126 %, este es del 123 %.
-¿Son un espejo las exportaciones de la industria gallega?
-Retratan una realidad. Los polos económicos de Galicia están en A Coruña y en Vigo. Las provincias coruñesa y la de Pontevedra se reparten cerca del 94 % por ciento del pastel de las exportaciones.
María Luisa del Río es profesora en el máster de Comercio Exterior | x. a. soler