La UE pone el ojo en el anárquico mundo de las criptomonedas

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / LA VOZ

MERCADOS

MARÍA PEDREDA

Expertos sugieren regular su uso para reducir los riesgos sobre la estabilidad financiera global

16 sep 2018 . Actualizado a las 05:12 h.

Nadie las acuña ni las fabrica. Escapan al control de los bancos centrales, los gobiernos y las corporaciones. No tienen un dueño sino dueños, anónimos. Las criptomonedas revolucionaron los mercados en los últimos años, a pesar de los recientes batacazos bursátiles. Su tecnología de encriptación y versatilidad han despertado el hambre de grandes corporaciones como Google, Microsoft o Santander, que ven en ellas un enorme potencial para desarrollar nuevos y más seguros sistemas de pago. Pero también han despertado en los reguladores europeos dudas sobre su papel en el sistema financiero. Su virtualidad, regulación anárquica y las garantías que ofrecen de anonimato suponen un reto para las autoridades públicas, ya que algunas de estas divisas virtuales se emplean en actividades delictivas como el blanqueo de dinero o la financiación del terrorismo.

Aunque los expertos aseguran que todavía «no suponen un riesgo para el sistema financiero», la UE está decidida a tomar el control para prevenir posibles descalabros. «Es un reto poder categorizarlas, clasificarlas y ver cuándo y cómo aplicar las normas financieras existentes a estos activos. Estamos trabajando con los supervisores en un cartografiado regulatorio de las criptomonedas (...) Tenemos que trabajar con nuestros socios internacionales porque las fronteras son irrelevantes cuando hablamos de tecnología», sostiene el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. Bruselas prepara los cartuchos para finales de año. Quien se ha adelantado es el Consejo. Los austríacos han aprovechado estos seis meses de presidencia temporal de la Unión para impulsar el debate sobre estos activos especulativos.

¿Qué volumen tiene el mercado de criptomonedas?

El Banco Central Europeo (BCE) calcula que a diario se efectúan unas 284.000 transacciones con bitcoins frente a los 330 millones de pagos minoristas. Un volumen «diminuto». A pesar de ello, el mercado alcanzó su pico de mayor valor el pasado 7 de enero (720.900 millones de euros) antes de desplomarse hasta su mínimo del 16 de agosto (178.500 millones de euros). La volatilidad sigue siendo uno de los principales lastres de este bazar virtual. A pesar de la inestabilidad de los últimos meses, los expertos creen que las criptodivisas remontarán dado el enorme clima de incertidumbre económica. Si finalmente se cumplen los pronósticos de algunos analistas y estalla una nueva crisis en el 2020, las criptomonedas pueden ser un buen activo para resguardar el capital de posibles turbulencias y devaluaciones.

¿Qué reglas rigen sobre las operaciones?

Pocas reglas y muy dispares. La UE adaptó recientemente la directiva antiblanqueo para cubrir las operaciones con criptomonedas, pero no existe un marco común y específico. Francia sopesa regular de forma sistemática estas divisas, Alemania demanda una mayor coordinación global, aunque sus autoridades ya trabajan en un marco legal. En España, las monedas virtuales «no se han registrado, autorizado o verificado», reza un informe reciente del think tank Bruegel. Las autoridades han optado por abordar caso por caso el uso de estos activos. La Autoridad Bancaria Europea (EBA) y el Banco de Inglaterra rechazan llamarles «monedas» o «dinero» e insisten en que «deben permanecer fuera del rango de la directiva de servicios de pago dados los riesgos tecnológicos asociados». El BCE insta a monitorizar su mercado. Por el contrario, la Autoridad de Supervisión Financiera de Alemania acepta equiparar el bitcoin a una divisa. «Es una especie de medio privado de pago y está sujeta a la legislación alemana con implicaciones para todos los que comercian con ella», subrayan.

¿Qué problemas surgen de su desregulación?

El riesgo de fraude y la ausencia de mecanismos de disputa o depuración de responsabilidades. La falta de transparencia sobre la identidad de los propietarios de divisas y el hecho de que los planes de algunas compañías de lanzar ofertas de moneda inicial (ICOs) para ampliar capital escapan a los ojos de los entes reguladores públicos aumentan la desconfianza en este submundo financiero. La ausencia de normas sobre protección de datos también supone un reto. La tecnología de encriptación choca de frente con el nuevo reglamento europeo (RGPD) que estipula el derecho a borrar y corregir datos, imposible de compatibilizar con la tecnología de «cadena de bloques» que se emplea en el criptomercado,

fundamental para garantizar la seguridad en las transacciones.

¿Qué sugieren los expertos?

«La regulación tiene que adaptarse a la naturaleza técnica de las criptomonedas», insisten Maria Demertzis y Guntram Wolff (Bruegel). Los analistas se inclinan por la estrategia de las autoridades españolas. Landau y Genais (2018) sostienen que «sería prematuro regular criptoactivos de modo general, ya que la regulación podría dificultar o impedir la innovación» y proponen concentrar los esfuerzos regulatorios en la interfaz entre las criptomonedas y el sistema financiero regular. El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, no está de acuerdo y urge a regular estas divisas virtuales sin aislarlas del sistema financiero restante. «Las criptomonedas son vino viejo en botella nueva. Las características de la tecnología no transforman la naturaleza fundamental de la intermediación financiera que requiere regulación», insisten los expertos de Bruegel.

maría pedreda

Ellas cuatro dominan el opaco mercado de las divisas virtuales

La caída libre en bolsa del bitcoin y el ether ha llevado a sus promotores a reflotarlas a la economía real.

Los activos digitales han llegado para quedarse. A pesar del batacazo bursátil que sufrieron las criptomonedas en el último año, bitcoin, ethereum, ripple y bitcoin cash continúan dominando este opaco mercado descentralizado (77,5 %) donde el anonimato, la seguridad y la autorregulación han sido buque insignia de sus promotores. ¿Han llegado a su fin los tiempos de la gran burbuja? Eso cree el cofundador de ethereum, Vitalik Buterin, quien considera que ha llegado el momento de reflotar las criptomonedas desde las sombras hacia la luz de la economía real y convertirlas en piedra angular del sistema de intercambio universal.

Bitcoin

La reina de las criptodivisas nació en el 2009 de la mano anónima de Satoshi Nakamoto. Aunque este año perdió un 65 % de su valor en bolsa, su precio por unidad alcanza los 5.488 euros y sigue siendo la preferida en el mundo virtual (53,3 %) por las ventajas que ofrece la amplitud de su red de uso. Compras, ventas y transacciones se ejecutan de manera rápida, sin autoridades centrales, intermediarios y con comisiones casi inexistentes. Es de código abierto y no hay ninguna corporación o gobierno respaldando su emisión. La seguridad de los intercambios es muy alta y es capaz de evitar el doble uso de moneda, pero carece de supervisión y seguridad jurídica.

Ethereum

Siguiendo la estela de su predecesora, el ether fue lanzado al mercado en el 2015 no solo con la idea de funcionar como unidad de intercambio (de curso no legal), sino como una red para dar soporte a aplicaciones financieras y «contratos inteligentes», que solo se ejecutan cuando ambas partes cumplen su parte del trato. Se ha utilizado ethereum para efectuar transacciones financieras y micromecenazgos. Corporaciones como Microsoft ha mostrado su interés en apoyar su desarrollo. El ether acumula una pérdida de valor del 85 % (2018) en bolsa y su precio ronda los 167,4 euros.

Ripple

Ripple (XMR) es la criptomoneda preferida de inversores y entidades financieras importantes como el Santander o el BBVA. Fue proyectada en el 2004 por Ryan Fugger y puesta en circulación en el 2012. Su red permite efectuar pagos instantáneos a mayor velocidad que el bitcoin. Utiliza la tecnología de «cadena de bloques» en su extensa red de nodos, pero se la considera más segura y flexible que el resto de criptomonedas. Su valor en bolsa alcanza los 9.149 millones de euros.

Bitcoin Cash

Hay quienes consideran el bitcoin una moneda de reserva y quienes creen que debería primar su función como medio de transacción. Estos últimos son los padrinos de la criptomoneda de más reciente creación (1 agosto del 2017). El cisma dentro de la comunidad del bitcoin alumbró esta nueva divisa, que ofrece una mayor velocidad de transacción respecto a su antecesora. Su capitalización alcanza los 2.736 millones de euros.