El país de los taxis voladores

María Puerto TOKIO / LA VOZ

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El estado del sol naciente figura entre los candidatos de Uber para desplegar su flota de vehículos con capacidad para despegar y aterrizar verticalmente dentro de las ciudades

16 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Las imágenes futuristas de películas de ciencia ficción donde los coches despegan en vertical para volar por encima de las calles pueden estar cerca de hacerse realidad. Y Japón aspira a ser uno de esos escenarios. La plataforma de coches compartidos Uber ha anunciado que el país del sol naciente es uno de los cinco estados preseleccionados para probar el servicio de taxis aéreos que pretende comercializar en el año 2023.

El proyecto de Uber pasa por desarrollar vehículos eléctricos voladores que despegarán y aterrizarán verticalmente. Tendrán autonomía para volar una distancia de 96 kilómetros con una sola carga de batería, a una velocidad máxima de 320 km/h y a una altitud de entre 300 y 600 metros.

El innovador servicio se ha bautizado como UberAir. La compañía defiende que el avión de despegue y aterrizaje vertical (VTOL, por sus siglas en inglés) facilitará la vida de las personas acortando la distancia de los trayectos, descongestionando las calles y ayudando a reducir la contaminación. Y destaca que, al contrario que la red de transporte público, su propuesta no necesitará seguir rutas fijas, con lo que se mejorará la movilidad en las ciudades.

Uber ya ha seleccionado Dallas y Los Angeles para iniciar los vuelos de demostración en el 2020 y, tres años más tarde, comercializarlos. Ahora busca una tercera ciudad fuera de Estados Unidos para sumarse a su plan piloto. Los países preseleccionados para elegir la candidata ideal son: Japón, India, Australia, Brasil y Francia.

Entre las diferentes variables que Uber valorará está el volumen y densidad de población de la ciudad, que no tenga un clima extremo y que disponga de un gran aeropuerto que exija un desplazamiento de más de una hora. Está previsto que en seis meses finalice el proceso de selección.

El modelo de Uber es buscar un socio local que aporte ramificaciones en el sector inmobiliario con el objetivo de agilizar la construcción de las futuras paradas de taxi. Pero, sobre todo, aseguran desde la compañía, persigue encontrar un socio visionario dispuesto a superar obstáculos para impulsar nuevas regulaciones en el espacio aéreo y en el sistema de usos de la ciudad.

La plataforma de transporte compartido ha destacado de Japón que tiene uno de los sistemas de transporte público más avanzados. El servicio de taxis voladores necesita que ya exista una red de transporte para garantizar buenas conexiones.

Japón respalda el proyecto y ha creado un consejo público-privado para elaborar una hoja de ruta sobre el desarrollo de este tipo de transporte. El consejo ya ha celebrado una primera reunión que ha contado con la presencia de más de 20 expertos y empresas, entre las que destacan Subaru Corp. o ANA Holdings.

Japón estaría interesado en desarrollar este tipo de servicios para las áreas rurales. Serían una solución para las zonas montañosas y mejorarían la comunicación entre las pequeñas islas. En la capital, Tokio, podría aportar soluciones a la congestión del tráfico y a los desplazamientos a las nuevas terminales, cada vez más alejadas de la ciudad.

Pero de todas formas son soluciones parciales, ya que el taxi aéreo nunca puede ser una solución al transporte público, muy eficiente en Japón, que puede mover a millones de personas.

La apuesta futurista del país asiático contrasta con la realidad actual. Uber ha encontrado muchas dificultades para entrar en el protegido mercado nipón. La ley prohíbe expresamente el uso de vehículos privados en el transporte y por tanto los coches compartidos. Sus servicios se limitan al alquiler de coches de lujo con chófer o al reparto de comida a domicilio. A pesar de ello, la empresa no tira la toalla e intenta comprar firmas de taxi locales y ofrecer servicios de taxi compartido en zonas rurales para la envejecida población nipona que no puede conducir. Además, se ha asociado con Toyota para desarrollar coches autónomos sin conductor.