El final de una etapa y la vuelta a la normalidad

Julio G. Sequeiros CATEDRÁTICO DE ESTRUCTURA ECONÓMICA DE LA UDC

MERCADOS

02 sep 2018 . Actualizado a las 04:45 h.

El panorama internacional está bastante más confuso de lo habitual. El denominado nuevo proteccionismo está derivando en la sustitución de acuerdos regionales en los que participaba Estados Unidos, por acuerdos bilaterales entre la potencia americana y sus posibles socios comerciales (México, por ejemplo). El acuerdo con China se demorará algo más, ya que el pacto tendría que ir más allá de lo comercial para contemplar aspectos financieros relacionados, algunos de ellos, con las emisiones de deuda pública en USA. El comercio internacional se resentirá en este ejercicio, pero es de prever que para los años siguientes siga creciendo, aunque lo haga más lentamente.

En el espacio europeo la situación es más confusa. La gestión del brexit se está haciendo cada día más compleja. El Reino Unido está negociando con una UE en la que crecen las discrepancias internas, sobre todo al respecto de la inmigración. Algunos países tienen dificultades para entender que las fronteras en el Mediterráneo de Italia, España y Grecia son las fronteras exteriores de la Unión y, lo que ahí está sucediendo, no es de incumbencia nacional sino un asunto comunitario. Existe el temor a que estas discrepancias lleguen a resquebrajar la unanimidad de la posición común sobre el brexit e, incluso, que las tentaciones de abandonar la UE por parte de algunos miembros se fortalezcan, sobre todo en la Europa del Este. Debemos de tener en cuenta que el Reino Unido no tiene problemas de inmigración desde que presentó, hace ya año y medio, la solicitud de abandono.

Si la posición de la UE sobre el brexit es todavía clara y contundente, por parte del Reino Unido sigue habiendo una ambigüedad fuera de todo cálculo y absolutamente imprevisible. No quieren entender que la UE es un restaurante con menú de plato del día. No se pueden escoger unas cosas y desechar otras, como en un restaurante a la carta. No aceptan restaurar la frontera entre las dos Irlandas ni tampoco aceptan una frontera interior para mantener en Irlanda del Norte los pactos del viernes santo. No aceptan la libre circulación de personas, pero quieren mantener la movilidad de capitales y la libre circulación de mercancías. No se aclaran. Las mayorías parlamentarias empiezan a reorganizarse y deberíamos tener en cuenta que podría haber un segundo referéndum.

Bajo el punto de vista español es importante el considerar que las relaciones internacionales están modificándose de tal manera que el protagonismo de EE.UU. va a ser cada vez mayor en detrimento de organizaciones supranacionales que intentaban gobernar el mundo. El abandono del Acuerdo de París sobre cambio climático o la extinción del TLC son buenos ejemplos. Con el brexit va a depender de la modalidad de salida, pero, en cualquier caso, no es una buena noticia para España. La economía española se verá afectada directamente y también lo hará de forma indirecta ya que en Portugal (uno de los principales clientes de España) el impacto va a ser significativo. Y a un nivel más político, la patata caliente de Gibraltar.

De todas formas, lo más importante es irse preparando para la inminente subida de los tipos de interés. Aunque el BCE nos habla del otoño del 2019, es posible que se adelante. De la magnitud del impacto que puede tener sobre las finanzas en España simplemente un dato. Una subida de un punto significa diez mil millones más de gasto en el pago de intereses por parte de la Hacienda Pública española y unas perturbaciones importantes para mantener la senda del déficit público pactada con el resto de la eurozona. Para las familias significaría un incremento de los intereses del orden de los 7.000 millones y unos 9.000 para las empresas. En otras palabras, en un país tan endeudado como el nuestro, aquel uno por ciento significaría detraer un 2,5 % del PIB vía incremento en el pago de intereses.

Lo que hemos tenido desde el 2013 -los tipos de interés cercanos a cero, o incluso negativos- no son lo normal. Según un buen amigo y banquero, son un sindiós.