«Bertín Osborne abrió en su programa una bandeja mía; me emocionó, claro»
El negocio ya iba viento en popa a toda vela, pero el gran salto lo dio el día en que se asoció con el grupo vasco Angulas Aguinaga.
-Fue en el 2014. Nosotros ya estábamos haciendo pruebas con las salsas y fui a ver su empresa. Me plantearon que por qué no lo hacíamos juntos, y así fue, creamos una sociedad para elaborados.
-¿Qué tiene de diferente frente a otros elaborados de mejillón?
-Que no le lloramos nada al producto, que hacemos la salsa con el mejor albariño y con el mejor aceite. Para que un producto sea bueno tienes que hacerlo con los mejores ingredientes, porque el éxito de un producto es que el consumidor repita. No hay nada que me satisfaga más que alguien me diga que la salsa parece hecha en casa.
-¿Cuál es el perfil de su cliente?
-Por lo general, personas que trabajan y no tienen tiempo para cocinar pero que no renuncian a la calidad. El mejillón con atmósfera protectora donde menos se vende es en Galicia, pero porque aquí se prefiere el fresco.
-El balance será más que positivo, claro.
-Lloré mucho pero también disfruté mucho. Lo volvería a hacer todo, incluso lo que hice mal, porque de eso, aprendí. Nada me satisface más que ver mi producto en el supermercado y cuando voy de vacaciones no puedo evitar ir al súper a ver qué se vende. Incluso en los hoteles cuando me traen mis bandejas... ¿Te lo puedes imaginar? ¡Ah! Y el otro día Bertín Osborne abrió en su programa una bandeja mía. Me emociono, claro.
-¿Solo comercializa mejillón?
-Por mi autoexigencia en la calidad he tenido que renunciar a otras productos. Linamar es una marca de mejillón en un 99 %. Comercializamos también algo de almeja, pero poco.
-¿Hay recambio en el grupo Linamar?
-Lo hay. La empresa va a ser para Dory, mi hija, que es muy válida. Se encarga del departamento de sabores y de la quinta gama. Pero en realidad somos una gran familia. No puedo olvidarme de Gonzalo Molpeceres, el director financiero. Yo no estaría aquí sin él. Y los diez empleados que empezaron conmigo, aquí siguen. Soy un poco la madre de todos. Crecimos mucho, ahora somos un centenar, pero espero que nunca perdamos el alma.