Los subasteros

José Pablo Abeal Vázquez ECONOMISTA

MERCADOS

25 mar 2018 . Actualizado a las 04:45 h.

El producto en el mercado parece que se vende caro. Vuelven a utilizase expresiones propias de historias recientes como exuberancia irracional o burbuja. Parece que se trata de un estanque expuesto a la voracidad de los especuladores. Ya se hacen apuestas sobre cuándo surgirá la tormenta perfecta. Nuevos agentes suenan para incorporarse al mercado.

La vorágine inflacionista en el mundo del fútbol no es nueva. Llevamos años escuchando esos tambores. Hemos superado varias etapas. La carrera comenzó hace tiempo. Los precios crecieron. Una corriente de liquidez los avivó poco a poco. Se instaló la euforia. La cordura indica que los activos están sobrevalorados, pero la financiación y operaciones frenéticas de compra venta se suceden. Muchos participantes se hacen ricos y guardando su botín en la isla del tesoro. Queda la ultima etapa. La explosión final y el silencio.

El economista Minsky nos ha dejado su momento. El personaje del Coyote persigue al Correcaminos. Vemos que está asomándose al acantilado pero él solo piensa que ya lo tiene a su alcance. Continua su carrera por el aire hasta que se da cuenta de que algo raro está sucediendo. Mira el vacío sobresaltado y se desploma hacia la nada. El largo oasis de estabilidad se ha truncado abruptamente.

En el modelo actual de negocio ¿quiénes son los agentes que ganan? ¿quiénes lo alimentan y sostienen? y ¿quiénes pierden? Si todos ganasen el sistema tendría unas raíces sólidas. Sin embargo, si crece el número de agentes con una rentabilidad insuficiente o que pierdan dinero, el sistema se volverá cada vez más frágil. Si en este proceso, el mercado se regase con abundante liquidez proveniente de todo tipo de inversores y acreedores, es solo cuestión de tiempo la escena anterior.

¿Es el método establecido para la venta de los derechos el más adecuado para asegurar su estabilidad? Para el que los subasta en condiciones favorables probablemente sea una de las opciones más rentables. Nuevos actores como Amazon o Facebook sobrevuelan el negocio. Tienen potencia para pagar, pero también tienen potencia para negociar ¿echarán más madera a la caldera o aplacarán su espiral inflacionista?

La historia de la humanidad está sembrada con momentos de locura colectiva. La ambición desmedida y la candidez infantil se entremezclan, perdiéndose el sentido de la realidad. Nadie se imagina que el espectáculo del fútbol pueda dejar de brillar. El show debe continuar. Pero ¿está el crecimiento de los precios socavando su estabilidad? O lo que es más inquietante ¿están los precios que se pagan despojando al fútbol de su humanidad?