El futuro se llama Robobo

Manuel Blanco REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

José Pardo

La empresa ferrolana Mint, impulsada por cinco profesores universitarios, diseña y construye un robot educativo; el ingenio permite a los niños programar y trabajar en disciplinas como matemáticas, física o lógica

18 jun 2017 . Actualizado a las 10:00 h.

En unos años, el 57 % de los empleos de los países de la OCDE estarán en peligro. Eso es lo que dice un informe presentado hace unas semanas por dos profesores de Oxford, Michael Osbome y Craig Holmes. La tesis principal de este estudio parte de que la industria 4.0, los procesos de robotización de fábricas y empresas, en definitiva, transformarán el paisaje de la economía mundial a la vuelta de la esquina. Desaparecerán profesiones que han pervivido durante siglos, al tiempo que aparecerán otras bajo el paraguas de disciplinas como la programación o la robótica. Es esta nueva realidad la que explica iniciativas como la que hace algo más de un año alumbraron cinco profesores de ingeniería y diseño industrial de la Universidade da Coruña (UdC). Juntos, decidieron crear Mint, el acrónimo de Manufactura de Ingenios Tecnológicos, una empresa cuyo primer proyecto, un robot educativo bautizado como Robobo, acaba de ser premiado.

Mint es una spin-off de la UdC localizada en el campus de Ferrol que cuenta con siete socios: los cinco profesores (Fran Bellas, Abraham Prieto, Álvaro Deibe, Richard Duro y Fernando López Peña), además de Arsenio Iglesias y la propia universidad. Los docentes tenían mucha experiencia en el campo de la robótica habida cuenta de su actividad investigadora y divulgativa y fue así como, a la vista de la radical transformación en la que está inmersa la economía mundial, decidieron dar vida a este proyecto.

Su primera idea no fue de hecho Robobo, sino Lapa, un singular robot pensado para limpiar los cascos de los buques sin tener que salir del agua, lo que supondría un notable ahorro de costes. En mitad del proyecto Lapa (que aún está pendiente de culminación) decidieron activar el plan de diseñar y crear un robot educativo para atender una necesidad incipiente: enseñar a las futuras generaciones disciplinas con un carácter estratégico en la economía de nuestros días.

Durante más de un año, los socios de la empresa han trabajado a destajo en la ejecución integral del robot: hardware, software, electrónica, desarrollo de prototipos... Robobo es una idea cien por cien gallega. Todo lo que hay detrás de esta iniciativa ha sido parido en las tierras de Breogán. Tanto por la labor de los ingenieros de Mint como por la gran cantidad de empresas de la comunidad con las que han contado para dar vida al ingenio. Firmas en las que se apoyaron para crear físicamente los prototipos, la electrónica, los moldes, conseguir las certificaciones...

¿Pero qué es Robobo? En realidad, no se trata de un robot, sino de un proyecto educativo. Porque Mint no solo ha diseñado y fabricado el pequeño aparato. También ha implementado unas unidades didácticas con las que los profesores trabajarán con sus alumnos. A partir de este material, los niños de la ESO (en esta primera fase está pensado para esta franja de edad) aprenderán a programar desde un ordenador las funciones del robot. De tal forma que serán ellos, tras asimilar conocimientos en materias como matemáticas, física o lógica, quienes decidirán qué es capaz de hacer la máquina.

El papel de Scracth

Robobo es capaz de seguir una pelota, sortear obstáculos, representar emociones... Todas estas funciones son las que los niños ejecutarán a partir de las pautas marcadas por el profesor utilizando Scratch, el lenguaje de programación visual desarrollado por el MIT que permite a los niños profundizar en este campo sin tener que absorber la compleja y árida sintaxis de la programación clásica.

El plan de negocio inicial con el que trabajan en Mint es el de comercializar este proyecto en los colegios. «Nuestra idea -explica Fran Bellas- es vender a los colegios un pack de tres o cuatro bots, una unidades didácticas para que los profesores sepan cómo enfocar esto y el software que le da vida».

Una de las ventajas que incorpora el ingenio de Mint es que se apoya en el uso de smartphones (el teléfono se coloca en la parte superior de la máquina) y las incontables posibilidades que ofrecen, funcionalidades que además evolucionan y que permitirían actualizar el robot sin necesidad de sustituir el aparato, con lo que se atenúa el riesgo de obsolescencia. De hecho, el proyecto está pensado para que cada niño utilice su propio teléfono inteligente. Con solo descargar la aplicación, ya estaría preparado para operar. Lo explica Abraham Prieto: «El móvil es un elemento muy atractivo para el niño. Cuando le dices que va a jugar con un robot en su móvil, que le va a enseñar a hacer cosas, y que incluso se va a ir a casa y podrá seguir trasteando, resulta muy eficaz. Pero además el móvil nos permite siempre estar en la cresta de la ola tecnológica».

Mint prevé lanzar al mercado en octubre la primera serie de producción industrial, para lo que ya cuentan con un distribuidor en Galicia. Serán unas mil unidades, aunque el primer bloque constará de 250. Las sensaciones con las que trabajan los responsables de la compañía son muy optimistas porque la aceptación en los colegios a los que les han presentado el proyecto han sido muy positivas.