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Galicia aplaude la simplificación de leyes en el sector «más regulado del mundo»

e. abuín SANTIAGO / LA VOZ

SOMOS MAR

XOAN A. SOLER

El eurodiputado Gabriel Mato recaba datos para revisar vedas como la de A Coruña

03 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El informe que el eurodiputado popular Gabriel Mato ha elaborado sobre el reglamento de medidas técnicas -que marca las reglas de juego de la actividad pesquero- tiene un marcado acento gallego. Ha recogido prácticamente todas las aportaciones que en su día realizó el Consello Galego de Pesca al texto de la Comisión Europea. Ayer, Mato regresó a Santiago para recabar más alegaciones, porque, dijo, hasta el día 12 está a tiempo de presentar enmiendas a su propio informe. Y algunas se llevó en su cartera.

Mato no ocultó que ha sido un trabajo muy difícil de hacer: «Son 33 reglamentos, con normas dispersas, incoherentes e, incluso, contradictorias» que se resumen en uno. Un trabajo de simplificación que en nombre de Galicia y su pesca aplaudió la conselleira de Mar, Rosa Quintana, que subrayó la necesidad de una síntesis como esta en la que es una de las actividades más reguladas del mundo. «Non hai sector económico máis regulado que este», pues a la normativa que atañe a la explotación de recurso, aún hay que sumar la legislación laboral, de seguridad, económica, de mercado...

Mato explicó ayer en Santiago que de lo que se trata es de «simplificar, no de inventar normas nuevas». Y, en cuanto a tamaño de mallas y aparejos, ha optado por mantener el statu quo. La Comisión, a su juicio, de forma errónea, trata de modificar el tamaño de las mallas mediante resoluciones generales, cuando cada pesquería, zona y modalidad tiene sus especificidades. De ahí que abogue por la regionalización, «para adaptar el marco normativo a las características de cada caladero», una toma de decisiones más local que, dejó claro, para nada tiene que ver con la renacionalización. No, «no tomará cada país sus decisiones, sino por grupos de países afectados por caladeros». 

El «toque» socioeconómico

Como es habitual, el reglamento cocinado por el Ejecutivo comunitario está demasiado especiado con cuestiones medioambientales. Tanto, que incluso marca metas en este sentido. Objetivos que Gabriel Mato ha sustituido por «indicadores de eficacia», que se definirán y, si es el caso, corregirán, después de analizar esos informes de evaluación que hace la misma Comisión y que examinan el rendimiento máximo sostenible (RMS), las capturas accidentales y las no deseadas. Eso «tiene más sentido» que marcarse la meta de que no entren en el aparejo más del 5 % de especies de tamaño mínimo, algo «imposible». 

Mato también introdujo enmiendas para evitar que el Ejecutivo comunitario pueda recurrir más veces de las recomendadas a los actos delegados -sin necesidad del visto bueno del Consejo ni del Parlamento- al optar por planes de gestión plurianuales. Y se afanó por mejorar las definiciones de los aparejos.

En definitiva, casi todo lo que pedía Galicia. «No he podido, eso sí, ordenar las definiciones por orden alfabético, dado que la traducción en tantos idiomas lo hacía imposible», bromeó Mato.

De Santiago se llevó ayer nuevas enmiendas, así como los argumentos que venía a buscar para justificar esa necesidad de revisar vedas como la temporal que afecta al arrastre frente a A Coruña. Entre las alegaciones van la que realizó la bajura sobre la obligación de llevar dispositivos acústicos para ahuyentar cetáceos y la necesidad de seguir empleando malla de 55 por el arrastre en la VIIIc, un tamaño que sí se recoge para la IXa.

Así, si la Eurocámara aprueba el informe, significará que la postura de Galicia es asumida por el resto de la UE. Pero para eso habrá que esperar hasta septiembre.