
La gruta albergó silos y numerosos recipientes de cerámica entre los siglos X y XI
24 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El yacimiento de Cova Eirós -en Triacastela- es conocido desde hace años como uno de los principales referentes en la investigación del Paleolítico en Galicia, pero es mucho menos sabido el hecho de que la cavidad siguió siendo frecuentada por los humanos muchos milenios después de haber servido de refugio a los grupos nómadas prehistóricos. Un estudio de los numerosos restos de cerámica hallados en las excavaciones que se realizan desde el 2008 indica que la cueva también sirvió como silo para almacenar alimentos en la alta Edad Media.
La mayor parte de estas piezas, según el referido estudio, fueron encontradas en dos fosas -de un metro de diámetro y 1,3 de profundidad- que estaban situadas a la entrada de la gruta. Junto con los fragmentos de cerámica, en estos hoyos aparecieron huesos, carbones y semillas de trigo y lino. La datación por carbono 14 y el análisis estratigráfico revelaron que estos materiales pertenecen a un período comprendido entre los siglos X y XI.
El arqueólogo Mario César Vila, uno de los autores del estudio, señala a este respecto que el uso de fosas para almacenar alimentos fue una práctica muy común en las sociedades preindustriales desde el Neolítico y persistió en la época medieval. «Silos deste tipo tamén se encontraron noutras partes de Galicia, como por exemplo en dous puntos do casco histórico de Santiago», explica. «Estas fosas eran usadas como unha especie de neveiras nas que os alimentos sólidos e líquidos gardados en recipientes de cerámica podían almacenarse e conservarse durante un certo tempo, especialmente se estaban dentro dunha cova, onde a temperatura é sempre algo máis baixa que no exterior», añade.
En los referidos silos de Santiago y en otros yacimientos similares, apunta Vila por otra parte, pudieron identificarse algunos vestigios de alimentos, como granos de cereales y legumbres. «En Cova Eirós isto non foi posible, porque a cerámica está moi fragmentada e non conservou restos dos alimentos que se gardaron nas vasillas», comenta. Se sabe que uno de los recipientes, por su morfología, se usó para guardar miel. En cuanto a los otros, cabe suponer que contuvieron cereales como el trigo o el mijo, semillas de leguminosas o vinos, entre otros materiales.
Los investigadores no han podido determinar con certeza por quién fueron utilizados estos silos. Según indica Vila, cabe la posibilidad de que sirviesen de almacén de víveres a los antiguos habitantes de la cercana aldea de Cancelo, que - de acuerdo con los documentos históricos- ya existía en el año 1096. También es posible que la cueva fuese usada como refugio de pastores. «O máis habitual en Galicia era que os pastores se abrigasen en cabanas de pedra, porque hai poucas grutas, pero Cova Eirós puido servir perfectamente para esta fin», dice Vila.
Posible hogar de ermitaños
Otra hipótesis que manejan los investigadores es que la cueva haya sido un refugio de ermitaños. A este respecto, señalan que rastros arqueológicos similares encontrados en cuevas como las de Pala da Zorra -en el municipio ourensano de Rubiá- y Arlanpe -en Vizcaya- se han asociado con comunidades eremíticas. «Non temos datos suficientes para aseguralo, pero entra dentro do posible que en Cova Eirós tamén sucedese algo parecido», agrega César Mario Vila.
Rastros de la cultura material de una época aún muy poco estudiada en Galicia
El estudio sobre la cerámica de Cova Eirós -publicado recientemente en la revista Cuadernos de Estudios Gallegos- señala que la mayoría de estas piezas presentan una gran uniformidad formal y que por su tipología pueden englobarse en la producción de alfarería común medieval del noroeste peninsular. César Mario Vila señala que el yacimiento ofrece un especial interés por pertenecer a un período histórico aún muy poco estudiado en Galicia en lo que respecta a la cultura material. «Coñecemos bastante ben a baixa Idade Media, a época que discorreu entre os séculos XIII e XV, pero case non sabemos nada do período que vai do século VII ao X», comenta.
En este sentido, Vila opina que el estudio servirá de referente para otras investigaciones que realicen sobre la cultura material de ese mismo período. Otro importante depósito de cerámica medieval fue descubierto recientemente en el castro de San Lourenzo de Cereixa, en A Pobra do Brollón, donde este verano se han desenterrado numerosos fragmentos de vasijas.
Período romano
Además de las piezas de origen medieval, en Cova Eirós se localizaron también unos pocos fragmentos de vasijas que pueden encuadrarse en la cerámica común de las épocas romana y tardorromana. Los autores del estudio apuntan que los territorios próximos -como O Incio, O Courel y el valle del Sil- conocieron en ese período un importante poblamiento relacionado con las explotaciones mineras de oro y de hierro. «En Cova Eirós non se coñecen rastros de actividades mineiras do período romano, pero fixemos esa mención para abrir unha liña de investigación sobre a posible relación entre este xacemento e a minería antiga», señala Viña.