«Quiero trabajar en la pesca o en la construcción tras huir del horror de la guerra de Mali»

luis carlos llera / paula álvarez VIGO / LUGO / LA VOZ

MONTERROSO

Thieny Sissoko y Mohamed Yalo, ayer en Mondariz-Balneario.
Thieny Sissoko y Mohamed Yalo, ayer en Mondariz-Balneario. LLERA

Migrantes en Mondariz-Balneario, adonde han llegado 180 refugiados, cuentan que quieren labrarse un futuro lejos de la conflictividad y de la pobreza de su país. La llegada la próxima semana de 120 inmigrantes a Monterroso divide a los vecinos, que lamentan la falta de información

24 ago 2024 . Actualizado a las 01:22 h.

Charlan en grupos en sus idiomas a la sombra de los árboles, tras cruzar el desierto de Mauritania, el océano Atlántico y la Meseta. Un total de 180 refugiados están alojados desde esta semana en el complejo Cemar de Mondariz-Balneario, el municipio más pequeño de Galicia, donde la presencia de estos jóvenes africanos ha sido acogida «con normalidad». Lo explica así el alcalde, el nacionalista César Gil, que les desea la mejor estancia. El lunes se esperaba que llegaran unos trescientos al municipio, aunque luego se rebajó la cifra hasta los 180. La previsión ahora es que podrían llegar otros cien a finales del mes de agosto, y que permanecerán hasta que termine el año.

Mohamed Yalo nació en 1983 y es padre de un niño de 16 años y dos niñas de 5 y 2. Habla francés y en breve comenzará un curso de español para conseguir los papeles que le permitan quedarse en España como refugiado y trabajar. «Tras huir del horror de la guerra de Mali, quiero trabajar en la pesca o en la construcción», explica. Porque Yalo trabajaba en el sector de la pesca en Senegal hasta que se vio obligado a huir de Mali porque, según cuenta, la zona estaba, y está, muy mal por la guerra con los rebeldes. Junto a cuatro compañeros, se subieron a un cayuco de los que utilizan para pescar y llegaron a las costas de Canarias.

Su amigo Thieny Sissoko es tres años más joven. Nació en 1986 y, como Mohamed Yalo, deja en su casa, en Mali, cinco bocas que alimentar. Aspira a conseguir un contrato de trabajo para regularizar su situación en España, con el que poder darle una mejor vida a su familia. Ambos recuerdan que llegaron en primavera a las playas canarias y, al cabo de unas dos semanas, fueron trasladados junto al resto de refugiados que han ido llegando en los últimos meses a los centros de atención de emergencias de Mérida y de Alcalá.

Conociendo el entorno

En el complejo Cemar de Mondariz-Balneario, son atendidos por 25 voluntarios de la oenegé Accem, encabezados por su coordinador en Galicia, Daniel Bóveda. Comparten de forma parcial unas instalaciones de 32.000 metros cuadrados con otros grupos que están pasando el verano en esta localidad termal, como un centenar de personas con discapacidad que llegan desde Madrid y que se alojan en el hotel.

Los migrantes viven en la residencia para estudiantes del colegio Marcote, y duermen en habitaciones de cuatro o más camas. «Estamos muy bien. La comida es muy buena y el paisaje, magnífico», cuentan los refugiados. Como anécdota, el director del complejo cuenta que les encanta el cacao.

Para Bernardo Acevedo esta llegada no es algo nuevo: ya tiene experiencia en recibir a personas que escapan de la guerra. Lo hizo con refugiados ucranianos en el 2022 y, desde entonces, son punto de acogida.

El director del complejo Cemar, Bernardo Acevedo.
El director del complejo Cemar, Bernardo Acevedo. LLERA

El coordinador de Accem en Galicia, Daniel Bóveda, señala que, en estos primeros días desde su llegada, los han llevado a conocer los alrededores y les han explicado dónde están y cómo es Galicia y España. Y pronto comenzarán las clases de español. «Ya han solicitado asilo, ahora la tramitación puede demorarse unos seis meses. Hasta entonces no obtendrán el permiso para quedarse a trabajar. Cuenta Bóveda que muchos de los refugiados trabajaban en la pesca en Senegal, y que allí están escaseando los recursos. Otros llegan desde Gambia y Mali, de zonas muy conflictivas y pobres.

Además de la pesca y la construcción, otros quieren trabajar de electricistas. Es el caso de Lamín, de 30 años y que se desempeñaba como profesor de electricidad en Gambia. Entre los 180 refugiados que llegaron a Mondariz-Balneario también hay otros con su misma profesión.

En la gasolinera del municipio, uno de sus trabajadores, Jorge, afirma que la mayoría de los vecinos los han recibido con cariño aunque «siempre hay algún desconfiado, sobre todo los mayores». Constante Álvarez, de 84 años, lo desmiente: «He sido navegante y nosotros, los gallegos, hemos ido por todo el mundo y siempre nos han tratado en África como uno más».

El Hotel Río Ulla de Monterroso, donde se alojarán los 120 refugiados.
El Hotel Río Ulla de Monterroso, donde se alojarán los 120 refugiados. OSCAR CELA

La llegada de 120 inmigrantes a Monterroso divide a los vecinos, que lamentan la falta de información

En menos de una semana llegarán a Monterroso 120 refugiados que huyen del conflicto de Mali. Son uno de los grupos de inmigrantes procedentes de las islas canarias que el Gobierno está distribuyendo por diferentes puntos gallegos. Primero llegaron a Santiago, al ser acogidos unos cien inmigrantes en el Monte do Gozo, y un día después era el turno de Becerreá, donde actualmente están 69 personas. En la provincia de Lugo, Monforte también acoge a otras 25.

Monterroso se prepara ahora para recibir a un mayor número de personas, 120 adultos identificados por la Policía Nacional, y que para muchos vecinos es una cifra «desproporcionada». El alcalde, el popular Eloy Pérez, comparte opinión y afirma que «supoñen preto do 10 % dos habitantes do núcleo urbano». Desde que se enteró de la noticia, hace precisamente una semana, Pérez ha denunciado repetidamente «a improvisación e a falta de planificación» del Ejecutivo central.

De hecho, a día de hoy, el alcalde de Monterroso asegura no haber recibido ningún tipo de información oficial sobre la llegada de los 120 refugiados al municipio más allá de la facilitada entonces por la oenegé Rescate Internacional, la encargada de gestionar las plazas y de atender a los inmigrantes en cuanto lleguen a Galicia. Eloy Pérez recuerda que en la localidad hay una población importante de diferentes nacionalidades, que ya lleva tiempo integrada. «Non é rexeitamento cara a eles, pero non me parece lóxica a imposición desta nova realidade sen ningún tipo de información e sen dispor de ningún análise de impacto da súa chegada ou de ningún estudo de como se integrarán estas persoas na zona», afirma.

Celebran la mano de obra

El alcalde popular recuerda que la inminente llegada de 120 refugiados a Monterroso lleva días generando inquietud entre los vecinos, que se muestran preocupados y con incertidumbre sobre la convivencia con los inmigrantes. «Non temos infraestrutura nin servizos suficientes para acoller este número de persoas», comentaba uno de ellos. Otros habitantes celebran la noticia insistiendo en la demanda que hay por la zona de mano de obra. Pero todos coinciden en criticar la falta de información por parte de fuentes oficiales. «Se non traballan, que van facer?», se preguntaba ayer una vecina.

Los 120 refugiados llegarán a Monterroso el próximo jueves, 29 de agosto, y se alojarán en el hotel Río Ulla. El inmueble, que a día de hoy está abierto al público y que se encuentra en la carretera N-640, cuenta con una recepción, cafetería y comedor en la planta baja. Los otros tres pisos del edificio albergan un total de 27 habitaciones, con diferentes distribuciones de plazas.