La teleasistencia, el apoyo de más de 3.000 lucenses solos: «Perdí el miedo a vivir sin nadie»

Uxía Carrera Fernández
UXÍA CARRERA LUGO / LA VOZ

LUGO

De izquierda a derecha, Pura, Ingrid y Carmen. Dos mayores que viven solas que son usuarias del  programa, junto a la técnica responsable
De izquierda a derecha, Pura, Ingrid y Carmen. Dos mayores que viven solas que son usuarias del programa, junto a la técnica responsable MANUEL GUEDE

Cruz Roja prueba en Lugo las últimas tecnologías, desde sensores de movimiento a una voz inteligente

06 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Los lucenses de más de 70 años suman unas 75.000 personas en toda la provincia. La población de Lugo cada vez está más envejecida y un importante porcentaje vive sola. Es por eso que existe el programa público de teleasistencia de Cruz Roja. Durante el 2022 atendió a más de 3.000 lucenses.

El equipo de Cruz Roja está conectado 24 horas durante los 365 días del año a miles de lucenses que, en su mayoría, son mayores y viven solos. Otros usuarios se tratan de matrimonios también de avanzada edad a los que les conceden el programa a uno de ellos. Aún así, es un servicio que puede solicitar cualquier persona. De hecho, también hay jóvenes o gente de mediana edad que sufren alguna enfermedad degenerativa o muscular. «También hubo usuarios jóvenes que viven solos que pidieron la teleasistencia durante la recuperación de una operación de cadera», explica Ingrid, la técnica responsable.

El número de lucenses atendidos es en total 3.300. De ellos, 2.600 cuentan con el servicio público y otros 700, privado. La demanda vivió varios picos durante la pandemia, cuando muchos mayores se vieron solos en casa sin la posibilidad de que algún familiar o conocido pudiera desplazarse para ayudarles. Además, el coronavirus también supuso un empeoramiento de algunas enfermedades crónicas, especialmente de movilidad. De hecho, en otras ocasiones fueron los hijos los que pedían la teleasistencia para sus padres.

Por cinco euros

Para el número de mayores que conforman la población de la provincia Lugo, 3.300 usuarios suponen un porcentaje muy pequeño, a pesar de que la demanda no deje de crecer. Ingrid, la técnica responsable de la teleasistencia, defiende que es porque muchos mayores no saben que pueden pedirlo.

Por eso, la lucense quiere aclarar que cuando una persona mayor tramite su dependencia también puede solicitar esta prestación. Lo realizan a través de la trabajadora social. Después, es la Xunta la que valora el grado de dependencia del mayor y también si necesita el servicio. «En la mayoría de los casos se concede». Así, por tener la teleasistencia básica, la de la pulsera o el botón, tendrían que pagar cinco euros al mes.

También pueden acceder al servicio de forma privada, o bien si servicios sociales no lo concede. En este caso, el coste asciende a unos 27 euros. «Para algunos pensionistas esta cantidad supone un esfuerzo, por lo que todo deben intentar tramitarlo por la vía pública», explica.

La técnica resalta la «seguridad» que garantiza el servicio. «No supone ningún cambio en la vida de los usuarios pero lo importante es que no los deja desasistidos».

MANUEL GUEDE

Carmen y Pura: «Pude perder el miedo a vivir sola»

Las lucenses Carmen y Pura, de 86 y 82 años respectivamente, son unas de las 3.300 personas que «viven tranquilas» gracias al botón de Cruz Roja. Ambas aseguran llevar «bien» vivir solas, aunque más que comodidad es costumbre. «Al principio es complicado, pero es lo que hay, hay muchísimas mujeres en nuestra situación», asegura Pura.

En los años que llevan viviendo solas, por suerte, no tuvieron ningún susto y, pese a los achaques de vista o movilidad, gozan de buena salud. Aun así, inevitablemente tenían miedo de que pudiera pasarles algo y que la respuesta fuese tardía. Así que ambas solicitaron la teleasistencia: «Pude perder el miedo a vivir sola».

Carmen lleva el collar con el botón rojo como si fuera un complemento más: «Lo llevo a todas partes menos a la ducha». Pura, por su parte, siempre tiene la pulsera en su mesilla. «La vida sigue igual desde que la tengo, pero podemos vivir tranquilas», asegura. Y no solo les beneficia a ellas, sino también a sus hijos o familiares. Desde que son usuarias, tampoco han tenido que utilizarlo, pero precisamente Pura resalta que este servicio «hay que pedirlo cuando uno está bien», para poder seguir estando así.

Solo algunos de los conocidos de estas dos lucenses tienen la teleasistencia. Por eso Carmen siempre la va recomendando. Aunque esta lucense por el momento solo cuenta con la ayuda en el domicilio, también quiere pedir el reloj con el que puede avisar de algún problema en la calle. Los avances tecnológicos para asistir a los mayores son bien recibidos por ambas. Carmen además ya está familiarizada: «Tengo a Alexa, le pido que me despierte, la radio o que llame a mis hijos».

Lugo, sede piloto de un sistema con Alexa o sensores de movimiento

La asistencia a personas que viven solas, especialmente mayores, está en un permanente proceso de innovación. Precisamente en el número 37 de Campo Castillo, se encuentra una de las sedes de Cruz Roja donde se pruebas nuevos sistemas para mejorar el control de los usuarios.

La mayoría de los lucenses con teleasistencia tienen contratado el botón o la pulsera básica, pero ya hay más prestaciones. La asistencia ya no solo se limita a los domicilios, sino que a través de un reloj inteligente los usuarios también pueden dar aviso fuera de su casa. Este reloj solo consta de dos botones, para encender la pantalla y para pulsarlo en caso de emergencia. Así, Cruz Roja puede avisar, si es necesario, a los servicios médicos para que acudan el punto concreto. Ya que detecta la geolocalización.

Como teleasistencia más avanzada, Cruz Roja también instala detectores de humos, gas y monóxido. Además, puede detectar las caídas, de manera que el usuario no tiene ni que llamar para dar la alerta.

Esa es toda la tecnología que ya está activa, pero Campo Castillo se están probando más herramientas. Una de ellas son los sensores de movimiento, que se pueden colocar en cada habitación de una casa. Se les indicaría entre qué horas debería haber movimiento ya que, sino hay, significa que podría haber pasado algo. Estos mecanismos también se puede instalar en las puertas, mismo en la de la nevera.

Además, se siguen haciendo pruebas con un sistema con Alexa. La voz inteligente que ya se comercializa se adaptaría a los servicios de Cruz Roja y se conectaría con sus equipos para dar asistencia a los usuarios cuando le hablasen.