La gran plaza de A Mosqueira está lista para su estreno

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LUGO / LA VOZ

LUGO

Solo quedan pendientes las pruebas de iluminación y retirar las vallas del nuevo entorno peatonal de Lugo

02 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Irreconocible, tranquila y bonita. Así está la nueva plaza de A Mosqueira a pocos días de que se abra íntegramente al público. Aunque no hay fecha oficial, teniendo en cuenta que alguna de las actividades del Arde Lucus será frente al punto más insigne de la Muralla, se deduce que para entonces ya estará libre de vallas y cordones.

La nueva Mosqueira es un espacio acogedor. A pesar de estar en el corazón de la ciudad, apenas se escucha ruido. Es como un oasis de vegetación y granito que se prolonga durante más de 3.600 metros cuadrados y que lo mismo invita al descanso que al ocio, además de resaltar el punto más insigne de la Muralla.

Uno de los bancos aprovecha el desnivel de uno de los grandes parterres
Uno de los bancos aprovecha el desnivel de uno de los grandes parterres Carlos Castro

Dentro de la plaza se han generado distintos entornos gracias a la vegetación. El más próximo a la Praza da Constitución cuenta con seis bancos en los que descansar, la misma cifra que la zona ajardinada que se sitúa al lado del edificio racionalista de Eloy Maquieira que hace esquina con la Praza Mártires de Carral. En esta sección se instalaron otros seis bancos, una papelera y también una fuente pública, un detalle curioso en un momento en el que las fuentes parecen estar en fase de extinción. Aprovechando el desnivel de esa esquina, pegado al gran parterre se ha habilitado un banco corrido de madera que invita a tomar un descanso. En este punto, para salvar el cambio orográfico se ha optado por dos escalones con pasamanos, aunque toda la plaza es accesible.

La plaza es totalmente accesible, aunque hay un punto con escalones para salvar un desnivel
La plaza es totalmente accesible, aunque hay un punto con escalones para salvar un desnivel Carlos Castro

Siguiendo la línea marcada por el césped que ya estaba pegado a la Muralla, se ha generado otro espacio definido, sobre todo, por el pavimento. El granito se alterna con el césped en franjas perpendiculares a la Muralla creando una especie de senda llamativa a lo largo de la que se colocan media docena de bancos con respaldo y otros tantos sin él. La colocación de los asientos también está pensada, ya que algunos miran frente a frente al Patrimonio Mundial, mientras que otros están de lado, como invitando a hacer círculos en los que charlar.

Las farolas marrones, cuyo diseño generó controversia, empiezan ya a disimularse con los árboles. Precisamente, las pruebas de iluminación es de los pocos trabajos que quedan pendientes a estas alturas, junto con la señalización de la zona.