Santa Eulalia de Bóveda: nuevas respuestas pero más interrogantes

Suso Varela Pérez
suso varela LUGO / LA VOZ

LUGO

El templo de Santa Eulalia de Bóveda sigue con muchos enigmas por resolver
El templo de Santa Eulalia de Bóveda sigue con muchos enigmas por resolver ALBERTO LÓPEZ

La decadencia de Lucus Augusti pudo favorecer la construcción del templo lucense

24 sep 2021 . Actualizado a las 22:33 h.

La investigación sobre la datación del monumento de Santa Eulalia de Bóveda ha ofrecido valiosas respuestas sobre las diferentes fases de construcción que tuvo el templo y ha permitido adscribir cada una a un momento histórico determinado, pero a la vez ha abierto nuevos interrogantes sobre los usos que tuvo a lo largo de los siglos.

El estudio que ha coordinado la profesora de la USC Rebeca Blanco-Rotea ha ofrecido unas respuestas muy concretas: hubo un primer edificio romano, de la segunda mitad del siglo IV. Hubo una segunda fase en la primera mitad del siglo VII, cuando se hicieron las pinturas murales. Ya entre los siglos X y XI se reformó la bóveda alta para una tercera intervención. Y una cuarta en los siglos XVII y XVIII cuando se levantó encima la iglesia contemporánea. Según Blanco-Rotea el primer edificio, ya con la piscina aunque más grande, estaba semienterrado. En el siglo VII se reformó el interior y se hizo un edificio con tres naves. Y en la alta Edad Media se aumentó el volumen, con un acceso por la parte de arriba, diferente a la portada original que hoy conocemos.

Conociendo estos datos básicos que han arrojado las muestras analizadas con las técnicas más modernas de datación, surgen las nuevas preguntas. La más importante de todas sigue vigente, se hiciese o no el estudio presentado esta semana: ¿Qué hace aquí este templo? ¿Por qué se construyó en este lugar alejado de Lucus Augusti? ¿Y quién y por qué se edificó?

A estas respuestas se han dedicado durante décadas investigadores de todo el mundo. La última gran aportación la hizo el historiador Enrique Montenegro, el autor de la tesis doctoral, que concluyó que Santa Eulalia de Bóveda era un templo funerario de un seguidor de Dioniso, el dios de la mitología clásica de la vendimia y el vino. Y el autor explicaba cuando presentó el trabajo que «la duda es saber su ubicación en el entorno, si fue un monumento funerario independiente, si formaba parte de una villa o era una necrópolis. Alrededor del edificio apenas se ha excavado y hay indicios de que puede haber más datos de que no era un elemento aislado».

El estudio de datación se ha podido llevar por delante la teoría de Dioniso pero a la vez aumentar la tesis de que Bóveda no era un edificio único en el valle del Mera. Al fechar las pinturas en el siglo VII ya se distancia totalmente este elemento clave del templo de la época romana. Rebeca Blanco destaca que aunque no se hiciesen los frescos en el siglo IV «as técnicas son romanas, a persoa que as fixo coñecía a Vitruvio e sabía facelas ao estilo dos romanos». En este sentido, la historiadora apunta que saber que los famosos murales de aves y vides que se pueden ver en Bóveda se hiciesen entre los años 600 y 650 «amosa que esa idea de que coa chegada dos pobos xermánicos Gallaecia estaba dominada por bárbaros non é de todo certo, non houbo séculos escuros». Blanco-Rotea señala que los motivos pictóricos de Bóveda fueron luego exportados a otros templos asturianos, como la basílica prerromana de Santullano, del siglo IX.

Y acerca de por qué se levantó a mediados del siglo IV un templo en Bóveda, Blanco-Rotea abre la hipótesis de si no formaría parte de una gran mansión: «Lucus Augusti perde poder e faise insegura, entón, habería unha marcha dos seus habitantes a vivir fora da cidade?».

La investigadora Rebeca Blanca-Rotea en el claustro del Museo Provincial
La investigadora Rebeca Blanca-Rotea en el claustro del Museo Provincial SUSO VARELA

Rebeca Blanco: «Cos resultados do estudo deberíase abrir un novo debate sobre o edificio»

Rebeca Blanco-Rotea, del grupo Síncrisis de la USC, coordinó un equipo multidisciplinar que ha arrojado unos datos que cambian la percepción histórica que se tenía del monumento lucense. «Sitúan o templo vinculado á conformación da Gallaecia como un espazo político e cultural singular trala caída do Imperio romano e á conformación dos reinos xermánicos, o suevo primeiro e o visigodo despois», señala la investigadora, quien además considera que Bóveda pasaría a ser un precedente de la pintura mural prerrománica asturiana. Además, recuerda que hubo un aumento del templo en los siglos X-XII «que amplía a nómina de igrexas altomedievais galegas que puideron ser datadas nese período e que coincide cunha intensa actividade económica, social e política dentro do reino de Galicia». Blanco señala que estos resultados «non van contra ninguén» y solo espera que sirvan para seguir avanzando en el camino para contestar a los enigmas que siguen envolviendo a este edificio único en la península Ibérica. «Creo que é momento de comezar un debate, de sentarse, colaborar e interpretar estes novos datos e camiñar cara adiante, porque temos respostas, pero nacen novos interrogantes». La intención del grupo que investigó las fechas del monumento publicará el estudio en revistas de España y del extranjero, además de trasladar a la Xunta todo el informe para que pueda actuar en consideración.

López de Rego y Belén López harán el plan director

El grupo de investigación que presentó el estudio sobre las fechas de Bóveda envió ya en junio buena parte de los resultados a Patrimonio de la Xunta. La Consellería de Cultura licitó este verano el plan directo para el monumento con el fin de trazar un plan para la conservación y puesta en valor de este bien tan singular. En breves días se hará público los autores que han ganado el concurso para realizar el plan director, pero todo apunta a que será encargado a la UTE formada por José Ignacio López de Rego Uriarte y Belén López Gallego. Tendrán hasta el 2023 para presentar el informe definitivo para consolidar el monumento lucense.