El Sergas dice que el botellón es la causa principal de que se disparen los brotes en Lugo

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo LUGO / LA VOZ

LUGO

Un botellón celebrado en la Rúa Nova hace unas semanas
Un botellón celebrado en la Rúa Nova hace unas semanas ALBERTO LÓPEZ

Los hosteleros de la Rúa Nova denuncian peleas y violencia en la calle durante los fines de semana

09 jul 2021 . Actualizado a las 18:57 h.

Los contagios de coronavirus en Lugo ciudad están disparados y el principal motivo, según reconoce el propio Sergas, está en los botellones. «Lo que preocupa es que en una semana se duplicó la incidencia y día a día aparecen nuevos casos. Gente joven relacionada con el ocio o actividades nocturnas o botellones. Este incremento se produce desde que se abrió el ocio nocturno, a partir del finde pasado. Todos los casos, la mayoría, están relacionados con contactos a este nivel, están trazados, es gente joven no vacunada y que acudió a los botellones», detalló el gerente del área sanitaria lucense, Ramón Ares. 

La evolución de la pandemia va en aumento, como ocurre en otras áreas de Galicia, y en el caso de la capital lucense ayer los casos activos a 14 días ascendían a 147. «Lo que preocupa es que en una semana se duplicó la incidencia», abundó el responsable sanitario.

Que el Sergas apunte directamente a los botellones como uno de los principales focos de contagio no es de extrañar. En los últimos fines de semana se han multiplicado en la ciudad, varios de ellos con peleas incluidas. En el caso de la Rúa Nova, una de las clásicas calles de vinos de la localidad, desde hace dos meses y medio la situación es insostenible, con decenas de jóvenes en la calle y con peleas habituales. 

El pasado fin de semana se multiplicó en la céntrica calle lucense la presencia policial, y los hosteleros esperan que esto ayude. Por otra parte, en el Concello de Lugo reclamaron a la Xunta más concreción en las medidas que propone en cuanto a cerrar parques y zonas conflictivas de noche para evitar los botellones. 

El Concello intensificará la vigilancia para intentar disuadir a los asistentes

El Concello de Lugo intentará atajar la práctica del botellón echando mano de todos sus recursos, si bien recuerdan que ningún ayuntamiento tiene capacidad suficiente para poner a un policía permanentemente en cada parque o plaza. Por lo de pronto, el gobierno de Lara Méndez intensificará la vigilancia policial para intentar disuadir de la práctica del botellón y evitar los distintos perjuicios que acarrea.

El parque de Rosalía, una zona en la que acostumbran a reunirse jóvenes para beber, será una de las áreas que se supervisará con mayor intensidad. No solo para evitar que el alcohol corra libremente, sino también para impedir que se realicen actos vandálicos como los grafitis de hace dos noches.

El PP pide un plan antibotellón

El PP ha propuesto al gobierno que convoque la junta de seguridad para «afinar a coordinación entre os distintos corpos de seguridade», a la vista de los botellones de las últimas semanas. Dicen que el gobierno local no puede eximirse y que a la vista de los episodios de violencia vividos en las últimas semanas, el municipio «xa debería ter implantado un plan antibotellón con dispositivos especiais». A mayores, subrayan que la Xunta es clara en cuanto a las medidas a implantar en el municipio.

Los hosteleros, agotados

La Rúa Nova, una de las clásicas calles de vinos del casco histórico de Lugo, se ha convertido en epicentro de botellones las noches de los jueves, los viernes y los sábados. Pero el problema va más allá del ruido y la suciedad. Según explican hosteleros de la zona, «hay una violencia no contenida que asusta. Es insoportable».

La situación comenzó hace aproximadamente nueve semanas. Grupos de jóvenes comenzaron a quedar en la tradicional calle de vinos pero no para consumir en los establecimientos, sino para hacer botellones en los que, a medida que transcurren las horas, se eleva la tensión. Además de registrarse peleas entre los propios asistentes, resulta habitual que algunos grupos se encaren con los camareros y propietarios de los bares y restaurantes, y todo esto acaba pasando factura al resto de la clientela de los negocios.

«Se sientan en las mesas o las sillas y cuando les vas a decir algo, se encaran. El sábado del Arde Lucus hubo tres peleas multitudinarias. Como la calle principal estaba tan mal, le dije a unos clientes que saliesen por la puerta de atrás, y cuando lo estaban haciendo, vimos que se estaba produciendo otra pelea y tuvieron que esperar para salir», relata Manuel Vázquez, propietario de uno de los establecimientos.

Obviamente, no todos los jóvenes que participan en el botellón tienen actitudes violentas. Según los hosteleros, entre los que causan jaleo podrían diferenciarse dos perfiles, unos que cuando les reclaman que paren se achantan, y otros con actitudes mucho más combativas y desafiantes.

Para enfrentarse a esta situación, estos últimos días, en el negocio de Vázquez han optado por bajar la persiana y quitar la terraza sobre las 11.30 horas y que sus clientes continúen en el interior tranquilamente, pero ya hay comensales que les han trasladado que mientras el ambiente siga enrarecido, no volverán por la zona a disfrutar de la noche.

«A rúa vai morrer porque cambiou a clientela», sentencia Blanca Losada, propietaria de otro de los locales de la calle. En su caso se debate entre dos aguas. Por un lado reconoce que los botellones, con los jaleos y las peleas, están condenando a la Rúa Nova, pero por el otro se pone en la piel de los jóvenes y de algún negocio de la zona que tiene precios muy asequibles que funcionan como reclamo entre los chavales. «Dende que o mundo é mundo, hai botellóns, e se os botaron de todos lados, buscan sitio. E despois, hai negocios que o pasaron tan, tan mal durante a pandemia, que a xente ten que vivir», opina Blanca, que reclama mayor apoyo de las administraciones y considera urgente buscar una solución a la situación que vive la calle.

En lo que coincide la hostelera es que en los últimos tiempos «perdemos clientela boa, porque esta non é a nosa clientela», subraya la hostelera, con la que coincide Vázquez. «Está enraizando un ambiente que no vamos a poder cortar, la gente se encuentra con esto y si no se para dejarán de venir a esta zona».

De hecho, en la calle se cuentan casos de jóvenes que cogieron mesas o sillas de alguna terraza y las tiraron, o de algún baño roto. Hechos que antes de la pandemia eran impensables y para los que los hosteleros exigen soluciones. Si no, la Rúa Nova tiene los días contados.

El Concello pide a la Xunta más concreción sobre el cierre de los parques para contener los botellones: «É como se pediran poñer cancelas ao aire»

La Xunta de Galicia adelantó el miércoles que pediría a los ayuntamientos que precintasen en horario nocturno los parques, plazas y playas en los que suelen celebrarse botellones. La medida debería aplicarse desde este sábado entre la medianoche y las seis de la madrugada. Sin embargo, desde el Concello de Lugo han reclamado a la administración autonómica más precisión en la norma.

«Dende a administración local o que lle pedimos á Xunta é un pouco máis de concreción sobre as medidas e as directrices que queren establecer para conter a práctica do botellón. Non podemos falar de pechar os parques como se só a determinación por si mesma xa garantira algún resultado», explicó el portavoz municipal, Miguel Fernández.

El edil de Medio Ambiente recordó que no todos los recintos son iguales y que, por sus características o dimensiones, no siempre es posible precintarlos. Además, apunta que no siempre son las zonas verdes las elegidas para la práctica del botellón.

«É como se nos pediran poñerlle cancelas ao aire... Porque colocar un precinto nunha entrada non impedirá á mocidade nin acceder ao seu interior nin cambiar de ubicación con tal de levalo a cabo. E, dende logo, o que solicitamos é tamén un reforzo de efectivos. E apoio da Policía Autonómica, que de feito anunciaron que o darían, para dar soporte á Policía Local que non pode concentrar todos os seus efectivos nunha soa función, por moito que esta nos pareza unha cuestión vital como se demostra no feito de que nos últimos meses se intensificaran as tarefas de vixilancia a este respecto nos distintos emprazamentos nos que ten lugar o botellón na nosa cidade», argumentó el portavoz socialista.

Miguel Fernández quiso dejar claro que «cremos que debe ser un labor conxunto, que son todas as administracións as que debemos coordinar traballo e recursos humanos e materiais, pero tamén dende as familias, instando á rapazada a evitar este tipo de prácticas, polo menos de momento, até que a pandemia estea controlada. Sabemos que teñen que socializar e, precisamente, o dende o Concello estamos traballando para ofrecerlles unha programación de ocio e cultural que sexa alternativa e atractiva para que desboten o botellón e fagan outro tipo de actividades». El portavoz socialista destacó la importancia de concienciar desde la escuela «que o están a facer, e tamén dende a casa para que, neste momento, socialicen doutra maneira», a causa del coronavirus.

Un amplio dispositivo policial ya funcionó como disuasión el pasado fin de semana

Los hosteleros de la Rúa Nova saben que la problemática de los botellones y todo lo que estos conllevan no es exclusiva ni de su zona ni de la ciudad. Es un problema generalizado frente al que reclaman medidas. En su caso, ya se reunieron con diferentes administraciones para intentar encontrar una solución.

Por lo de pronto, el pasado fin de semana, explican, la presencia policial en la zona fue numerosa. Agentes locales, nacionales y autonómicos realizaron labores de vigilancia continuada en la calle para disuadir a los asistentes y para evitar conductas conflictivas. «El pasado fin de semana, cada vez que los policías veían que podía montarse una pelea, sacaban la porra para disuadir», describe Manuel Vázquez.

En su caso, durante las últimas semanas ha dado vueltas a cómo resolver el problema e incluso se ha planteado contratar a un guardia de seguridad que acompañe a sus clientes a la salida de su restaurante, ya sea al coche o a algún punto próximo, porque tiene muy claro que resulta fundamental que la clientela disfrute de un entorno de confianza.

Como la Rúa Nova se ha convertido en los últimos dos meses en una zona difícil para acudir a tomar un vino en familia o con niños, el público más familiar se está decantando por otras zonas del casco viejo, como pueden ser los bares y restaurantes de Campo Castelo. En la calle de los vinos incluso ya hay algún cartel de negocio que se traspasa, si bien no es exclusivamente a causa del botellón. Este solo ha sido el último empujón.