Lugo enciende los calderos del pulpo
Los primeros grupos de amigos ya se acercaron a cumplir con la tradición
lorena.garcia@lavoz.es
El reloj roza las tres de la tarde y en el salón principal de la Casa Grande de Nadela una veintena de comensales se dispone a acomodarse alrededor de varias mesas. Todos pertenecen a la fundación Amigos de Galicia y llegan desde distintos puntos de la comunidad para cumplir con una tradición: reunirse por San Froilán para comer el pulpo y recordar viejas historias. Ellos se han resistido a que el coronavirus echase por tierra su cita anual y han apostado por seguir reencontrándose, aunque esta vez con una liturgia bien diferente.
Las mascarillas, el gel hidroalcohólico y la distancia -se reparten en varias mesas separadas en vez de en una- son las que dictan el protocolo. «Todos os anos eramos uns cen, este anos somos só 22 os que estamos aquí, os que decidimos non cortar a tradición», cuenta Suso, uno de los comensales.
En la Casa Grande decidieron trasladar el ferial a Nadela para mantener la esencia del San Froilán y desde el jueves están atendiendo reservas de pulpadas. «Non queríamos que se perdera a tradición, así que puxemos en marcha todas as medidas sanitarias necesarias para garantir a seguridade dos nosos clientes», explica Nacho Rodríguez. «A día de hoxe témoslle máis medo ao clima que ó covid», defiende.
Mientras los comensales se acomodan, en el exterior, junto a las jaimas habilitadas para la ocasión -por si el tiempo respeta-, Leticia Nogueira, de la pulpería Fuchela, está a los mandos del caldero de pulpo. Viene de O Carballiño y celebra que muchos restaurantes lucenses hayan dado el paso de mantener viva la tradición. «Sería una pena que se perdiese todo. Nosotros llevamos muchos años viniendo desde O Carballiño a las casetas y nos hace ilusión tener la oportunidad de seguir formando parte del San Froilán», cuenta la pulpeira, que asegura que el manjar no tiene más secreto que la calidad.
Las reservas para las próximas semanas están entrando ya en Nadela y si algún cliente quiere llevarse el pulpo a casa, también podrá hacerlo. La ración está en 12 euros y el restaurante ha preparado unos menús cerrados que incluyen entrantes, pulpo, carne ó caldeiro y varios postres por 30 euros para los que lo prefieran.
El pulpo, santo y seña de la feria de San Froilán, quiere aguantar el envite del coronavirus.
Para ir al escenario del Miño, mejor ponerse en katiuskas
Este San Froilán cultural se presenta pasado por agua. Si uno repasa las predicciones meteorológicas para los próximos días, lo que se encontrará es lluvia y más lluvia, por eso los que se animen a ir hasta los conciertos en el escenario del puente romano, instalado cerca del Pazo de Feiras, deberán hacerlo preparados. A poder ser, con botas de agua.
Aunque ayer la lluvia todavía no había encharcado el prado, la hierba ya empapaba lo suyo y los camiones de montaje de la carpa y los añadidos ya dejaron sus rodadas en el lugar. La instalación está en medio del descampado, por lo que para acceder hasta ella ha de irse por un camino de tierra o directamente campo a través. No se trata de un deporte de riesgo, ni mucho menos, pero el camino no está hecho para los tacones. El Concello está buscando fórmulas para impermeabilizar el suelo en el interior.
En el resto de la ciudad, en las últimas horas avanzaba el montaje de los demás escenarios que cobijarán las actuaciones desde mañana. El aforo de cada uno de ellos será de 150 personas y varios conciertos ya tienen el cartel de no hay entradas.