Alumnos del ciclo de atención a personas dependientes de Vilalba reciben pautas para evitar maltrato en una clase práctica
01 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Los malos tratos no se dan solo en casos de violencia machista con resultados graves o muy graves. Un maltrato físico, psicológico o de otro tipo -material o estructural, por ejemplo- puede causársele -a veces, hasta sin quererlo premeditadamente- a una persona mayor en su ámbito más íntimo; y quien lo genera puede ser la persona encargada de cuidarla.
Para aprender que lo que no es buen trato es maltrato y para saber cómo comportarse en determinadas situaciones, alumnos del ciclo medio de Atención a persoas en situación de dependencia, que se imparte en el IES Peña Novo, recibieron ayer un clase teórica y práctica. La impartieron dos profesionales relacionadas con sus enseñanzas, las educadoras sociales Laura Vilaboy y Selene Arias, en un escenario diferente a las aulas: tuvo lugar en la biblioteca del centro y fue seguida también por alumnos del mismo ciclo del IES sarriano Xograr Afonso Gómez y por personal de diversos centros asistenciales.
El aislamiento y la soledad de los mayores, la dificultad de relación social que a veces padecen o la dependencia que mantienen con sus cuidadores, que los puede llevar a una situación algo cercana al síndrome de Estocolmo, son causas de esos maltratos. La incomprensión social, el daño psicológico y moral y la sensación de indefensión son algunas consecuencias.
En la sesión se explicó la importancia del modelo ACP. «Sóavos de algo?», preguntó Laura Vilaboy a los presentes. Se oyeron varias voces que dijeron que sí. Se trata de las siglas de Atención Centrada nas Persoas: «O obxectivo é a persoa», subrayó. Por eso, agregó, es importante que la persona mantenga relación con su entorno, sea en la carnicería, en la farmacia o en el centro social al que acude para jugar a las cartas.
En esa línea, recalcó Vilaboy, la primera premisa es el respeto, intentando comprender «como se sente esa persoa», facilitando que se sienta protagonista y teniendo siempre presente que un dependiente no está incapacitado completamente. «Cada persoa coa que vaiades traballar é única», recalcó, advirtiendo a los alumnos que colocarse en la situación de la persona dependiente resulta algo básico.
Saber qué sienten
Por su parte, Selene Arias explicó que las situaciones de maltrato no siempre tienen una expresión concreta sino que presentan una base psicológica, por lo que, agregó, resulta conveniente intentar saber qué siente esa persona. El problema, como ella admitió y comentaron algunos de los presentes, es la falta de tiempo, derivada de las necesidades de atención con un cuadro de personal no siempre abundante en los centros.
Arias apuntó que una persona empleada en un centro asistencial suele contar con la baza de que conoce a los usuarios del servicio, en tanto que Laura Vilaboy realizó un alegato en favor de ciertas lentitudes que en el fondo no lo son: es mejor, dijo, demorarse cinco minutos para explicar algo por lo que pregunte una persona dependiente que tenerla alterada tres horas al no aclararle sus dudas.
Un primer paso que se espera continuar con otros casos
La celebración de la actividad de ayer fue una forma de buscar cercanía y contacto entre los alumnos que se forman para el cuidado de personas y los responsables de centros donde pueden trabajar una vez acabados los estudios. Así se expresó Leticia López, profesora del ciclo medio del IES Peña Novo, que se mostró confiada en que iniciativas como la de ayer, no solo dirigidas a los alumnos del centro, tendrían continuidad. En ese sentido destacó la importancia de que hubiesen asistido responsables de diversos centros, que incluso aportaron sus puntos de vista en algunos momentos. Sara Pazo, también docente del IES Peña Novo, subrayó el contenido de la jornada, al trasladar el foco del maltrato fuera de la violencia machista. «É moito máis», afirmó.