Inocentadas

Antón Grande

LUGO

31 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Las inocentadas, de unos años para aquí, están de capa caída. Siempre me ha sorprendido que celebremos el asesinato de cientos de niños por parte de Herodes con bromas de todo tipo, pero la tradición es la que manda. O al menos lo hacía hasta ahora.

De pequeño, los medios de comunicación se llenaban de bromas y montajes gráficos o sonoros, en tanto que los niños nos entreteníamos marcando con tiza los abrigos de los mayores que a su vez, también hacían de las suyas pegando muñecos de papel en las espaldas de sus conocidos. Todo esto, como se ve, es solo un recuerdo de añorantes.

Ahora las inocentadas han cambiado de formato, son generalizadas y nos las gastan los políticos y poderosos. Por ejemplo, Feijoo y su muchachada vuelven con la macana de la antigua Residencia y lo que se va a montar allí; inocentada buena es la de hemodinámica en el HULA y ya no digamos la que nos metieron diputados y senadores «populares» con la estación intermodal y con la llegada del AVE a Lugo, algo que no verán los lucenses aunque como broma está bastante bien.

No son solo los políticos, las eléctricas suben las tarifas como les da la gana; otro tanto sucede con los precios que Audasa nos ofrece como inocentada y lo de los bancos, que quieren que les digan si nos la meten doblada cada día porque estos tres grupos son el poder y no los políticos que se contentan luego con los beneficios de las puertas giratorias. Con estas inocentadas, no se puede decir que la tradición de las bromas se haya perdido. Quizás Herodes haría ahora otra «razzia» pero no entre niños indefensos sino entre tipos sin escrúpulos. Y sería de agradecer.