La A-56, la gran olvidada por Fomento

carlos cortés / suso varela MONFORTE /LUGO / LA VOZ

LUGO

Panel instalado junto al puente blanco, en la N-VI.
Panel instalado junto al puente blanco, en la N-VI. alberto lópez< / span>

En la inauguración de los primeros tramos de la A-54, ninguna de las autoridades hizo referencia a la autovía Lugo-Ourense, que está paraliza desde hace un lustro y sin noticias sobre su futuro

06 abr 2015 . Actualizado a las 13:23 h.

La inauguración el pasado lunes, en Guntín, de los primeros 23 kilómetros de la A-54 entre Lugo y Santiago fue un paso adelante para vertebrar las capitales lucense y gallega, pero también debería serlo para unir Lugo con Ourense, tal como señalan las numerosas señales instaladas tanto en la N-VI como en la propia A-54.

Pero la realidad es otra. Fue llamativo que ni el secretario general de Infraestructuras del Ministerio de Fomento, Manuel Niño; ni el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo; ni el alcalde de Guntín, Jesús Carreira, hicieron referencia en sus discursos al futuro de la autovía de Lugo a Ourense cuando precisamente la A-54 no deja de ser el inicio de la A-56. Ni siquiera el dosier o las notas de prensa sobre la apertura de la autovía a Santiago mencionan una línea de la autovía hacia el sur de Galicia. ¿Falta de memoria o hecho a propósito porque las obras están paradas?

El Ministerio de Fomento tiene en sus presupuestos para este año una partida de cinco millones de euros reservada para retomar las obras de la autovía Lugo-Ourense. ¿Significa eso que este año es el de la reactivación de ese proyecto? Eso habrá que verlo. No es la primera vez que Fomento reserva dinero para la A-56 tras la inesperada paralización de las obras en el 2010, cuando se tuvieron que replanificar todas las infraestructuras del Estado en los inicios de la crisis.

En el año 2014 había consignado 1,2 millones, la misma cantidad que en el 2013. En el 2012 se prometía gastar más, hasta 3,2 millones. En cambio ,en el 2011, al año siguiente de la paralización, solo aparecían 986.400 euros. Eso era lo que venía en los papeles, pero lo cierto es que ninguno de estos cuatro años llegó a gastarse en esta autovía más que lo que cuesta la vigilancia de la explanación abierta entre el 2009 y el 2010 para el tramo A Barrela-San Martiño (Carballedo-Cea).

De forma que el hecho de que el Ministerio de Fomento diga tener intención de gastarse este año cinco millones no quiere decir gran cosa. Es una cifra suficientemente corta como para destinarla a otros gastos a lo largo del año sin que llame la atención de nadie. Y desde luego, no llegaría para terminar ni siquiera el tramo Carballedo-Cea.

La construcción de ese trozo de autovía fue adjudicada en el 2008 a la empresa Vías y Construcciones por 32,2 millones de euros. A esa cantidad habría que añadirle los siete millones del contrato de construcción del enlace hacia A Barrela, suscrito a principios del 2010 con la constructora Abaldo; es decir, cinco millones para un proyecto que estaba valorado en 39,2 millones. En el ministerio calculan que hoy harían falta no menos de 32,4 millones para terminar este tramo, descontando los trabajos ya hechos, aunque en la plataforma de alcaldes y empresarios formada en su día para presionar a favor de este proyecto creen que ese cálculo está hinchado.

Cinco millones insuficientes

Así que cinco millones de euros es una cifra que está muy lejos de lo que haría falta para acabar lo único que ya está empezado de la A-56, pero es cierto que resulta suficiente para empezar de nuevo, siempre que ese dinero se gastase de verdad y que hubiese continuidad con nuevas inversiones en el 2016.

Desde este punto de vista, no sería para sospechar que a estas alturas del año todavía no se sepa nada de ninguna adjudicación para empezar a gastar los cinco millones. Si hay voluntad de reactivar de verdad el proyecto, lo normal sería firmar los contratos con el año ya avanzado, para unirlo con los gastos del año que viene sin parones por medio. ¿Las cuentas de la lechera? En unos meses lo sabremos.

Lo que sí quedó claro en la inauguración del pasado lunes es que en estos momentos, para Fomento, una vez terminada la A-8, la prioridad es finalizar la A-54. Se anunció que este año se acabará el tramo Guntín-Palas de Rei y que se licitarán los casi 30 kilómetros entre Palas y Arzúa.

Mientras, los lucenses que quieran ir a Ourense -y a Vigo y al norte de Portugal, ambos a dos horas y media de Lugo- tienen que soportar una N-540 en un estado lamentable: firme con baches en varios tramos, curvas peligrosas (especialmente al pasar Guntín), numerosos cambios de limitaciones de velocidad y varias entradas y salidas de todo tipo de carreteras. Ni siquiera la apertura de la A-54 ayuda para ir a Ourense, ya que hay que desandar 2,4 kilómetros para coger la N-540.

Hay 5 millones para el 2015, pero también los había para otros años y no se gastaron

Para el Gobierno es prioritario comenzar las obras de la A-54 entre Palas y Arzúa

96 kilómetros

74 en Lugo y 22 en Ourense

En la distancia de la provincia lucense se incluyen los kilómetros de la A-54 de Lugo a Guntín.