Liñares presidió el tribunal que hizo funcionario a Reguera y a su mujer

xOSÉ cARREIRA LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

PRADERO

La jueza cree que Sagrario Vázquez gestionaba las multas del negocio de su marido

18 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Francisco Fernández Liñares y Javier Reguera, se hicieron amigos cuando uno era concejal responsable de la Policía Local y el otro, responsable de la ORA. El de A Ponte no quiso en sus declaraciones hablar de una amistad íntima, sino de una «amistad razonable», sin embargo los investigadores no descartan que ambos fuesen uña y carne. Tanto es así que Reguera era quien supuestamente le llevaba los sobres con el dinero de los sobornos. Pero hay más, Liñares fue el presidente del tribunal que juzgó las oposiciones en las que tanto Liñares como su mujer consiguieron un puesto en el Concello de Lugo.

Ese vínculo de amistad llevó a pensar en algún momento a los investigadores que ambos podrían llegar a tener propiedades en común o que Javier pudiera actuar como presunta tapadera de Liñares. «Tachenko» (como así se llamaba el exconcejal dentro de la nomenclatural del grupo de presuntos corruptos) sin embargo lo negó. «Jamás tuve propiedades con él, le aclaró a la jueza De Lara.

Lo que sí no negó el que fue mano derecha de José Clemente López Orozco durante muchos años fue que hubiese presidido en 2004 el tribunal de la oposición a la que se presentó Javier Reguera. «Pero no medié», advirtió Liñares, cuando fue preguntado sobre el particular en el largo interrogatorio del 24 de septiembre de 2012. El encargado de la ORA lograba también un puesto de ordenanza en el Concello. Parece que a lo largo de su vida laboral en la institución llegó a tener tanto nivel que, supuestamente, dispuso de un teléfono oficial desde el cual hacía llamadas para comunicar con Liñares y Manuel Santiso, ambos imputados. Este extremo fue negado por algunos de los implicados.

En cuanto a la plaza, Liñares explicó a Pilar de Lara que estaba reservada a personas con alguna minusvalía. «De ahí que hubiera poca competencia. Se presentaron tres o cuatro nada más», aclaró el imputado. El exconcejal recordaba a su amigo Reguera trabajando en el museo Porta Miñá.

Pero antes de que entrase en el Ayuntamiento Reguera, ya estaba dentro su mujer, Sagrario Vázquez. En el tribunal, de presidente, como en el caso anterior, Francisco Fernández Liñares. Tampoco en este caso tuvo nada que ver, según aclaró.

Sagrario fue a parar al departamento de sanciones de la Policía Local. Evidentemente Pilar de Lara se interesó por conocer la opinión de Liñares sobre este aspecto y, sobre todo, por saber si era ella quien gestionaba las multas de la ORA que su marido gestionaba, a la vez que era funcionario del Concello. «Al departamento de sanciones -contó Liñares- fui muy pocas veces (se refería a cuando fue concejal encargado de la Policía Local). Pero entiendo que tenía que ser... La unidad de sanciones visa y aprueba».

«¿Podía tramitar sanciones de la grúa y de la ORA, servicios que gestionaba su marido?», preguntó con cierta sorna la jueza. Y añadió: «¡Supongo que en el Ayuntamiento esta circunstancia se tenía que conocer!».

«Si, no. (Sic) Creo que sí. Y además, por desgracia, puede ser tan corriente que ni reparamos en ello pero, a lo mejor, por hacer una interpretación... y en defensa de los funcionarios responsables, no del político, Javier no ponía multas. Quienes lo hacían eran los policías locales», contestó Francisco Fernández Liñares.

«Javier era el encargado. ¿No?», planteó la jueza. Liñares fue rápido: «Hubo un tiempo en que las multas de la ORA no se llevaban a cabo. Ahora sí. Antes no». «Claro... No se tramitaban...» zanjó la cuestión la jueza instructora.