El cabo de la Carioca pasó de un caso de explotación de indonesios

J. F. lugo / la voz

LUGO

El juzgado archivó la denuncia porque no fueron realizadas diligencias

27 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Un informe elaborado por el departamento de Asuntos Internos de la Guardia Civil revela que el cabo Armando Lorenzo, detenido en el marco de la operación Carioca, no hizo los deberes con relación a una denuncia por explotación de indonesios en la zona de a Mariña. La presunta inactividad supuso que el juzgado de Viveiro que se ocupaba del caso tuviera que archivarlo. Según algunas fuentes, había serios indicios de que los ciudadanos asiáticos, que se dedicaban a labores de pesca, estaban siendo explotados de una manera clara.

La denuncia fue presentada en el año 2004 por un sacerdote mariñano al que le llegaron multitud de referencias sobre la situación en la que se encontraban los ciudadanos extranjeros. Recurrió a la Guardia Civil y la investigación del asunto le fue encomendada a Lorenzo por parte de algún mando.

Al cabo le fue encargada la elaboración del correspondiente atestado. A posteriori, el juzgado que se ocupaba de las diligencias previas le solicitó, como instructor, una serie de pruebas. A los investigadores no les consta que hubiera cumplido los encargos y consideran que al no buscar pruebas, el titular del juzgado que abrió las diligencias no tuvo más remedio que archivar. Actualmente ya resultaría complicada una reapertura toda vez que pasaron muchos años y sería imposible la localización de las víctimas que, al parecer, trabajan por bajos salarios; apenas tenían descanso y, supuestamente, ni tan siquiera eran alimentados correctamente.

Manipulaciones

El informe de Asuntos Internos refiere, según algunas fuentes, una presunta manipulación de actuaciones. En su momento fue la jueza Pilar de Lara Cifuentes, instructora de la operación Carioca, la que encargó un análisis pormenorizado de algunos de los atestados del cabo Armando Lorenzo para tratar de determinar si estos habían sido realizados correctamente o si, por el contrario, con alguna de sus actuaciones había beneficiado a terceros.

El caso de los trabajadores indonesios de A Mariña motivó que la jueza llamara a declarar, en el marco de la Carioca, a varias personas.

Los trabajadores asiáticos comenzaron a llegar a A Mariña a mediados de 2004. Para los armadores de la zona constituían una alternativa a la falta de marineros. Este desembarco de operarios extranjeros se produjo en base a convenios promovidos por algunas empresas. El primer contingente lo formaron 84 hombres, con edades comprendidas entre los 20 y los 26 años, que se incorporaron a diversas embarcaciones.

«Objetivo: los que no eran de su cuerda»

Otra de las presuntas irregularidades detectadas en un atestado del que se encargó el cabo Armando Lorenzo Torre afecta a una investigación del club Romance que funcionaba en Vilalba en el año 2003. La investigación en este caso llegó a cruzarse con una de la policía de Ferrol porque en la comisaría de esa ciudad varias mujeres denunciaron al guardia por la supuesta amistad que tenían con el dueño del Scorpio, en Lugo. Las mujeres decían haber sido extorsionadas por el agente para denunciar al propietario del Romance. Reseñaron que pretendían obligarlas a trabajar en el Scorpio bajo amenazas d expulsión. En las ruedas de reconocimiento efectuadas por la policía ferrolana, varias prostitutas reconocieron al cabo como el presunto extorsionador.

En su momento, un inspector del Cuerpo Nacional de Policía, que declaró en el caso Carioca, dijo que había advertido a sus superiores para abrir una investigación sobre el cabo, pero no supo más del tema.

El informe de Asuntos Internos de la Guardia Civil que encargó la jueza apunta a que el cabo investiga los delitos de prostitución, pero realizando inspecciones de forma arbitraria y centrando sus objetivos en quienes no eran de su cuerda. En este sentido aprecian presunta animadversión entre el guardia y un dueño de un club porque no accedía a sus requerimientos. Supuestamente, el agente manipuló actuaciones para ir en contra el club Romance de Vilalba y, además, aprecian, que dejó de actuar contra el club Scorpio de Lugo, por ser su dueño una persona con la que tendría una fuerte amistad. El dueño Scorpio era por aquel entonces Carlos Ares viña, socio de Marcos Grandío Ascariz, que fue detenido en la Carioca.