Es el mes de la Navidad. Los supermercados se engalanan con guirnaldas verdes, lazos rojos y bolitas brillantes. Papás noeles que trepan a las ventanas, turrón, colonias, polvorones, cuernos de reno postizos. Pero este año es especial. La Xunta adornó con una gran foto una valla publicitaria de la carretera de circunvalación que bordea nuestro hospital y conecta con la calle San Pedro de Monforte. En ella se ven cinco edificios muy vanguardistas de blanco inmaculado. Entre el primero y el segundo hay un hueco rodeado de una línea discontinua, como que allí falta algo, y a la derecha la frase «cada euro conta». En el tejado de uno de los edificios y en la base puede leerse «hospital público». Todo rodeado de mucha vegetación. Qué verde.
Ante esto se presentan dos posibles escenas. Escena 1. Después de lo de la señora Cospedal es como si a uno le hablan de los Reyes Magos. ¿Cómo dices? Ja, ja, ja. Sí hombre, dice? hospital pú-bli-co. Espera? ji, ji, ji, ? que me apoye en esta papelera, oye? es que no puedo, de verdad, je, je, je, esto es mucho.
Escena 2. Mira tú en qué gastan el dinero. Por lo que se ve, uns euros contan máis que outros. ¿Cuánto costará eso? Mi madre lleva siete meses en lista de espera para el oculista. Dice mi hija que el hospital que van a hacer en Vigo, de público nada, que pagaremos un alquiler carísimo a unas empresas durante veinte años. Y de momento, menos médicos y enfermeras, todo será de ellas. ¡Paso ligero, señoras! Mira esta, desde que hace la dieta del doctor Pepé, cómo se las gasta. Y cómo mueve las caderas, oyes.