En un par de meses Manuel Veiga va a ser copropietario de una segunda empresa y ambas sumarán 40 empleados, pero hace 42 años inició una peregrinación por el escalafón de su oficio que partió de los puestos más elementales y subió siempre dentro del sector de la automoción. Regenta Roysan Auto y hace cinco años se incorporó su hijo Marcos, que llevará la gerencia de una nueva concesión de coches.
En 1968 el lucense Manuel Veiga Sanfiz regresó de la mili sin ningún trabajo concreto en expectativa. Se buscó uno en una tienda de recambios del automóvil. Al poco tiempo le surgió la oportunidad de pasar a Garaje Villares, que tenía la concesión de Seat, y allí comenzó en el área administrativa. El siguiente paso ya sin abandonar la firma en la que permanecería bastantes años, fue la sección de recambios como jefe de ventas y alrededor del año 75 se hizo cargo de la gerencia.
Según recuerda, en 1998 la marca automovilística quiso montar una segunda concesión en la ciudad y se la ofreció. Con un socio, Javier García Rojas, abrieron unas instalaciones provisionales en las que estuvieron dos o tres años. Posteriormente se trasladaron a las actuales y en las otras montaron Ceao Motor, que ahora pertenece a otro propietario.
Hasta ahora las ampliaciones fueron siempre dentro del grupo Volkswagen, Audi y Seat, sin embargo muy recientemente cambiaron esa política y se hicieron cargo de la representación de la marca Opel, que comercializarán en unas instalaciones diferentes con el nombre de Aceña Móvil. Este mes ya comenzarán con el servicio de posventa y en dos meses venderán vehículos, según explica.
En la nueva concesión siguen ambos socios y se incorporan dos nuevos. Manuel Veiga asegura que la venta de marcas diferentes de vehículos no les generará ninguna disfunción y las propias casas no lo ven mal. Explica que serán dos equipos comerciales totalmente diferentes, que a la hora de vender se tendrán que pelear por los clientes como si no existiese ningún vínculo en la propiedad de los concesionarios. «Pretendemos que no campo de batalla se leven mal comercialmente e que sean competidores», advierte. En cambio, ambas firmas compartirán el taller de chapa y pintura para reducir costes.
Veiga asegura que con su socio Javier forma otro matrimonio porque llevan 40 años juntos. «E seguimos discutindo cando cadra porque paso máis tempo con el ca na miña casa». Desde hace cinco años el tiempo de trabajo también lo comparte con su hijo. Marcos Veiga Calaza llevaba hasta ahora los servicios de posventa de las cuatro marcas, porque también incluyen los vehículos industriales, trabajo que compaginará desde ahora con la posventa de Opel y con la gerencia del nuevo concesionario.
Tras más de cuatro décadas en este negocio, Veiga controla los resortes del negocio y la psicología de los clientes, pero también la de los profesionales que trabajan en el sector. De los vendedores, personas de gran importancia en esta actividad, afirma que es importante que tengan unas cualidades innatas, como poder de convicción y don de gentes, pero también confía mucho en el esfuerzo y en la formación. «Un estudante pode ser moi intelixente, pero moitos tamén son moi vagos porque se confían, e pode ser que saque mellores notas outro que traballa máis», sentencia.
Señala un tercer factor no menos importante: al menos el 50% o 60% del dinero que ganan estos trabajadores corresponde a incentivos por las ventas, que además son constatables al momento.
Manuel Veiga Sanfiz
Marcos Veiga Calaza
Manuel tiene 63 años y Marcos, 35
Los dos se dedican al mundo de la automoción en la capital lucense.