Estirpe de zoqueiros

LUGO

El hijo heredó del padre el oficio tradicional al que intenta aportar su grano de arena en tiempos en los que la demanda de madreñas ya no es lo que era

03 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Son de los pocos zoqueiros que quedan por Galicia adelante. Desde Lagoa (Alfoz), padre e hijo, Secundino Geada Funcasta y Alberto Geada Val, defienden la tradición como una forma de vida y aunque la demanda de madreñas ya no es lo que era, ahí están. Secundino, ahora jubilado, se fijó de adolescente en el trabajo de su hermano mayor, que tenía 14 más que él, y aprovechaba sus siestas para «ir á cabana argallarlle ás zocas». Primero le ayudaba «e cando eu tiña 19 anos -continúa- compramos parte dun taller de facer zocas e nos dedicamos a facer madreña, que se gastaba moito en Galicia. Naqueles tempos (entre los años 45 y 55, recuerda), cando se traballaba manualmente, un zoqueiro normal facía por día 4 pares de zocas(...) Daquela había moita demanda. Saían camións para Asturias todas as semanas porque no Valadouro había ata 13 fábricas de madreñas. A madeira que se usaba, o ameneiro e o abedul, chegaba a pouco». Cuando inició el negocio, vendía las zocas a 35 pesetas.

Las de madera, señala este experto, no tienen comparación con las de goma o las katiuskas que hoy en día se utilizan en la zona rural. La zoca tradicional, defiende, «permite ventilar o pé moi ben». Las considera muchísimo más saludables.

Su hijo Alberto Geada fue la excepción a la regla al querer proseguir con el oficio de su padre y con un trabajo artesanal «en perigo de desaparición», como asegura el joven alfocense. «Todo o que sabía eu», comenta su padre, se lo enseñó. El hijo tenía otra ventaja para salir adelante: «É un chaval moi decidido». «Non sabía de verdade ao que me iba a dedicar», recuerda Alberto Geada. «Sabía que tiña que dar unha badalada moi grande para poder seguir con isto», señala.

En el barrio de Os Muíños

Luis Rego, ex alcalde mindoniense, le ofreció, cuenta Alberto, la posibilidad de instalar un taller en el barrio de Os Muíños, que agrupa a varios artesanos. Ahora tiene clientes «por case todo o norte de España e estou vendendo tamén pezas a nivel internacional». Y no solo eso. Ha realizado demostraciones de su oficio en distintos países, como en la Casa de Galicia de Bruselas hace poco, sus zocas han desfilado en pasarelas, tiene un libro «a medias», proyectos en un musical en Palmaret, la creación de una pieza exclusiva y singular, etc...

«Teño tamén outro proxecto -avanza- que vai ser unha especie de xira mundial coa miña colección de zocas e penso abrir un museo preto da catedral de Mondoñedo». En su colección, representativa de la cultura del noroeste peninsular, hay 150 piezas también de distintos continentes «seleccionadas, ben escollidas», siendo la más antigua de 1890.

Alberto Geada afirma que «foi unha batalla chegar» adonde ha llegado «porque os clientes en Galicia van a menos».