En Pacios se celebró con gran afluencia de público la feria tradicional y en Sistallo también fueron muchos los fieles que acudieron a San Paio dos Redos
14 jul 2007 . Actualizado a las 07:00 h.Las localidades de Pacios, en Begonte, y Sistallo, en Cospeito, fueron el principal punto de atracción para varios miles de personas que se acercaron a los eventos lúdico-festivos que allí tuvieron lugar. En Pacios se celebró la segunda edición de su feria de artesania. En torno a 6.000 personas, según la organización, se dieron cita en el recinto ferial, que pretende recuperar su ancestral esplendor comercial de hace algo más de medio siglo. Al mercado se desplazaron artesanos y profesionales de los oficios más tradicionales, procedentes de toda Galicia, entre los que no podía faltar el clásico afilador, que con su silbato daba cuenta de su presencia. A él se unieron otros, como los herreros y los cetreros, que hicieron exhibiciones de su habilidad con las aves, rememorando épocas mucho más remotas. Tampoco faltaron vendedores de los más diversos productos elaborados de forma artesanal. Todo ello complementado por la magnífica ubicación geográfica y paisajística de Pacios. Banquete en la carballeira Y si magnífico es el paraje begontino, no se queda atrás el entorno de la capilla de San Paio do Redos, en la parroquia cospeitense de Sistallo. En la decimoctava edición de su tradicional romería, alrededor de 2.000 personas se concentraron en la carballeira aledaña a la ermita para degustar las más suculentas viandas preparadas para esta singular ocasión. Las empanadas y el churrasco, junto al buen vino del país, estaban presentes en casi todas las mesas, aunque en alguna de ellas se decantaron por productos más exóticos. Pero antes de pegarse el atracón, tuvo lugar la investidura de tres nuevos cofrades, que ya suman 190. Entre ellos se encontraba el más joven, un bebé de tan sólo seis meses de vida. Y es que San Paio hace verdaderos milagros. Buena rueba de ello es que cada año son más las personas que eligen su carballeira par pasar un día inolvidable.