Veinticinco árboles singulares están protegidos en la provincia

LUGO

PEPA LOSADA

El castaño predomina entre las diez especies cuya catalogación propone Medio Ambiente Sólo el viveirense Souto da Retorta ha sido declarado monumento natural

30 jul 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

?l menos veinticinco árboles localizados dieciocho de los 65 municipios de la provincia están protegidos. Al menos porque en el Catálogo de Árbores Senlleiras de Galicia podrán incluirse otros que por sus características sean considerados merecedores de medidas específicas de protección. Figurar en ese registro conlleva obligaciones y beneficios, pero contribuye a garantizar la preservación de esa riqueza natural. Un convenio entre la Consellería de Medio Ambiente y la Universidade de Santiago permitirá actualizar la relación inicial de árboles y formaciones singurales gallegas, que se prevé rematar en el 2008, aunque podrá modificarse cuando se considere oportuno. De momento, en Lugo se catalogan veinticinco árboles de diez especies diferentes, como puede verse en el estadillo. Suponen el 20% de los 127 de Galicia. El único conjunto reconocido oficialmente es el viveirense Souto da Retorta, declarado monumento natural porque entre sus eucaliptos está «probablemente o de maior tamaño dos cultivados no continente europeo». Entre las veinte formaciones propuestas no figura ninguna lucense. Obligaciones y beneficios Diez robles (uno negro), tres eucaliptos, tres cipreses, dos castaños, dos arces, un alcornoque, un tejo, un fresno, un aliso y un plátano figuran en la relación de la Consellería de Medio Ambiente para la provincia. Por municipios, Carballedo hace honor a su nombre y se lleva la palma, con cinco árboles. Viveiro, O Incio y Cervantes suman dos en cada uno. Cuentan con uno Navia de Suarna, Vilalba, Pantón, Begonte, Folgoso do Caurel, Samos, Foz, Castro de Rei, Monforte, Taboada, Xermade, Baleira y Pobra do Brollón. A ellos se suman los robles del campo de golf de Lugo. Aparecer en el Catálogo de Árbores Senlleiras de Galicia significa que se estima necesario protegerlos de posibles riesgos o amenazas por sus valores naturales, culturales, científicos, didácticos, estéticos o paisajísticos, independientemente de que sean especies autóctonas o foráneas. Un comité científico que se reunirá al menos una vez al año informará sobre las nuevas incorporaciones o exclusiones y aconsejará sobre las medidas de conservación. Ahora en proceso de exposición pública, la Consellería de Medio Ambiente decide que árboles figuran en ese registro. Incorporaciones y exclusiones podrán solicitarlas los propietarios o las instituciones. La protección implica la prohibición de cualquier acción que pueda afectar negativamente a la integridad, salud o apariencia de los árboles. También será preciso contar con autorización oficial para realizar proyectos que puedan amenazar sus valores. Podas y tratamientos fitosanitarios requieren igualmente permiso. Aunque se permite mantener los aprovechamientos del terreno que sean compatibles con su conservación, las limitaciones de uso podrán dar lugar a indemnizaciones. Y será posible establecer servidumbres para instalar señales indicadoras. De considerarse necesario, cabe elaborar planes de gestión para la conservación, restauración y mejora e incluso establecer áreas de protección en los entornos inmediatos.